𝟓 - 𝑳𝒊𝒕𝒕𝒍𝒆 𝒕𝒉𝒊𝒏𝒈𝒔

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ℂ𝕀ℕℂ𝕆

Y acabo de dejar que estas pequeñas cosas
se escapen de mi boca, porque es a ti a lo que llevan.
Y estoy enamorado de ti, y de todas estas pequeñas cosas.

El dolor de mi cabeza es lo primero que me recibe nada más abrir los ojos, al igual que las náuseas que ni siquiera me permiten hacer movimientos. Nuevamente me repito que no volveré a salir con Mia y que mucho menos beberé una sola gota de alcohol en lo que me resta de vida. Me incorporo levemente, tan solo levantándome con los codos, pero entonces la bilis hace un agrio recorrido hasta llegar a mi garganta y me tengo que llevar las manos a la boca para evitar vomitar.

Respiro profundo un par de veces para alejar las náuseas. En mi tercera bocanada de aire el familiar olor me inunda y embriaga por completo. Por primera vez desde que me he levantado me doy cuenta de que no estoy en mi piso, sino en el departamento de Seth. Y para colmo llevo puesto tan solo una camiseta de él, su favorita para ser más exactos, la de The Ramones.

Por un momento sonrío y aspiro de nuevo el olor, hasta que reacciono, ¿por qué narices estoy aquí? Me levanto de golpe y de nuevo las náuseas se apoderan de mi cuerpo y lo que es peor, viene acompañado de un gran mareo que me tira de culo a la cama. Desde mi posición analizo toda la habitación en busca del vestido, que llevaba ayer por la noche, y de Seth, pero no están por ningún sitio.

Mi segundo intento por ponerme en pie es exitoso, sin embargo está acompañado de dolorosas punzadas en la cabeza. Aún descalza me dirijo al salón en busca de Seth. Respiro hondo para intentar relajarme en cuanto lo veo en el sofá. Está cabizbajo con los codos apoyados en sus rodillas y la cabeza entre las manos. El familiar hormigueo en todo el cuerpo se hace presente y por un momento me hace preguntarme si ¿siempre causará este efecto en mí?

Me quedo un buen rato mirándole y cuestionándome cosas respeto a nosotros, hasta que él decide girarse y tomarme por sorpresa cuando me sonríe. Hay un pequeño corte en su labio inferior y un moretón en la mejilla izquierda, asumo de la pelea tan tonta que tuvo con Adam.

Hombres. Tontos e irracionales hombres.

-Buenos días, preciosa. Yo... bueno, yo he preparado algo por si quieres desayunar-Resopla varias veces enfadado consigo mismo en cuanto empieza a trabarse con las palabras-. Puedes sentarte si quieres.

Disimulo, mordiéndome el labio inferior, una sonrisa que lucha por escapárseme de lo tierno que se ve. No es para nada habitual ver a Seth en este estado.

Camino con lentitud hasta el sofá en el que está sentado, manteniéndome bastante distante a él. Esperamos en silencio por varios minutos, por mi parte espero que empiece a hablar y a explicarme que está pasando. Empiezo a sentirme como en el pasado en cuanto no me encuentro capacitada para entablar una conversación. La familiaridad de la bruma en mí mente que siempre causa ya ni me sorprende, así que espero con paciencia a que comience a disiparse para encontrar las palabras y poder siquiera formular una frase con sentido.

Subo los pies al sofá y me llevo las piernas hasta el pecho para después colocar mi mejilla sobre las rodillas, así tengo una mejor visión de él. En este año y medio no ha cambiado nada, sigue igual de guapo, sin embargo ahora se deja un poco de barba.

-¿Qué te ha pasado?-Pregunto para acabar por fin con el tan incomodo silencio. Se incorpora y recuesta en el respaldo del sofá dejando a la vista su camiseta blanca con manchas de sangre, también la hay en sus jean y nudillos que están bastante maltratados. Al dar un rápido vistazo por todo su cuerpo me doy cuenta que en mis piernas hay algunas gotas de líquido rojizo.

𝓞𝓫𝓼𝓮𝓼𝓼𝓲𝓿𝓮Donde viven las historias. Descúbrelo ahora