𝟒 - 𝑯𝒂𝒃𝒊𝒕𝒔

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CAPÍTULO DEDICADO A: najhudhadid



ℂ𝕌𝔸𝕋ℝ𝕆


Estando en mi juego, finjo,
en donde la diversión no tiene fin,
no puedo irme a casa sola otra vez,
necesito a alguien que adormezca el dolor.
Tú te has marchado y yo tengo que estar colocada todo el tiempo para mantenerte fuera de mi mente.

Gimo, llevándome inmediatamente las manos a la cabeza por el dolor en cuanto el sonido del timbre retumba por todo mi departamento. Ruedo sobre mí misma para quedar boca abajo, llevándome las mantas a la cabeza en un tonto intento de aislar el ruido.

Soy vagamente consciente de lo que hice anoche cuando veo a Leo a mi lado en tan solo sus bóxers negros. El también se queja por el intenso ruido retumbando por toda la habitación y al igual que yo se lleva las manos a la cabeza, gimiendo inmediatamente.

Anoche Mia terminó convenciéndome de salir a divertirnos, claro que su concepto de diversión es muy distinto al mío. El suyo consiste en alcohol y música demasiado fuerte. Matt fue el único de nosotros que no bebió por lo que se encargó de ser la niñera y nos llevó a cada uno a casa. Con mucho esfuerzo pude convencer a Leo de quedarse a dormir conmigo, después de haber sido rechazada estrepitosamente por el anterior nombrado, cuando intenté besarle en un momento de la noche tras haber sido golpeada momentáneamente por un pequeño ataque de depresión. Fue muy vergonzoso, cabe decirlo. Y hoy con la sobriedad cayendo en mí agradezco que Leo sea un buen chico y me haya rechazado.

El molesto timbre vuelve a resonar en mi cabeza, esta vez me veo obligada a abrir los ojos e intentar levantarme para ver quien está taladrándome la cabeza.

-Vamos, mueve el culo y ve a ver quien coño está llamando al timbre-Dice Leo, empujándome fuera de la cama.

-¡Demonios!-Me quejo en cuanto mi culo toca el suelo. Ni siquiera siento el dolor, porque las punzadas en mi cabeza son mucho más fuerte. Leo se asoma desde el borde de la cama simplemente para reírse de mí y la molestia poco duradera en mi trasero. Dämlich (tonto)

Aparto un poco el flequillo de mi cara mientras me pongo de pie. Camino a trompicones hasta la puerta, llevándome el telefonillo a la oreja. Bostezo antes de hablar.

-Dios, ¿quién eres?-Mi voz suena somnolienta y pastosa además de algo ronca. Aún puedo sentir el sabor de todo el alcohol que tomé anoche en mi boca cada vez que trago. Nuevamente me llevo las manos a la cabeza, aprovechando para quitarme el flequillo de la cara.

-Soul-Contesta un hombre desde el otro lado. Elevo las cejas sorprendida y me incorporo de mi postura de inmediato separándome de la pared para mirar la pantalla del telefonillo.-Adam, quiero decir.

-¿Qué quieres?-Pregunto sin despegar la mirada de la misma. Trago en seco por lo increíble que se con el traje que lleva puesto. Recordaba que era apuesto, pero con más años encima se ve arrebatadamente increíble.

-Hablar. El otro día no quisiste hacerlo, así que ahora tengo un hueco para que hablemos. Supongo que querrás explicaciones, ¿o me equivoco?

𝓞𝓫𝓼𝓮𝓼𝓼𝓲𝓿𝓮Donde viven las historias. Descúbrelo ahora