𝟏𝟎 - 𝑩𝒂𝒄𝒌 𝒕𝒐 𝒚𝒐𝒖

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𝔻𝕀𝔼ℤ


Dejé que un par de años diluyeran lo que siento por ti, pero cada vez que hablamos, cada palabra me lleva hasta este momento y tengo que convencerme a mí misma de que no quiero eso, aunque lo quiero.

Escucho la voz de mi madre a lo lejos en cuanto recupero la consciencia y lo único que me viene a la cabeza es preguntarme en qué momento ha vuelto de Italia. Intento abrir los ojos, pero los siento tan pesados que no consigo mi cometido. Tengo la garganta seca y me duele. Siento la aguja aun en mi brazo y lo único que deseo es quitármela y poder salir de aquí.

A diferencia de la primera vez que me desperté, no siento dolor alguno en el cuerpo, lo cual agradezco mentalmente, ya que es la única forma en la que puedo hacerlo. Intento buscar otra vez entre mis recuerdos lo que pasó, pero de lo único que me acuerdo es el punzante dolor en mi nariz y el impacto de mi cara contra algo duro.

Mierda.

Mamá.

Mamá.

-Mamá-Tras varios intentos por fin escucho mi voz, la cual suena más grave y rasposa de lo habitual. Mi madre deja de hablar con quién sea que lo hiciera y centra toda su atención en mí. Dirige sus pasos, sobre los infernales tacones que imagino llevará, en mi dirección.

Siento la calidez de sus manos y el frío de los anillos en mi cara y después su aliento mentolado golpearme cuando habla. Besuquea mis mejillas y murmura muchas cosas que no logro entender y luego me abraza con fuerza. Me duelen las costillas cuando lo hace, pero no me quejo. La estrecho contra mí con el brazo que tengo libre de la vía. Huele bien. Huele a hogar.

-Mi amor-Dice, tan preocupada como cabe esperar de una madre-. ¡Por fin despiertas! No vuelvas a darnos estos sustos, por favor.

¿Cuánto he dormido? Han parecido solo minutos. Quiero hablar y decirle que no volverá a pasar, pero las palabras se me atascan en la garganta, porque... ¿qué se supone que ha pasado?

-Mamá-Vuelvo a repetir, con los ojos apretados, ya que es lo único que puedo hacer. Aun los siento pesados y el resto de mi cuerpo también, pero no hay dolor.

Las preguntas se me atascan en la garganta y solo puedo preguntarme por Alice, ¿Habrá llamado o venido a verme siquiera? ¿Solo sé decir mamá? ¿Y qué hace mi madre aquí ¿Dónde están Amber o Ashley? ¿Y mi padre? Espero que no haya venido.

Por un momento decido ignorar la perorata de mi madre y centrarme en mis recuerdos, pero de nuevo no hay nada, ¿qué cojones pasó? ¿qué hice? Tras varios minutos de devanarme los sesos, lo único que se me viene a la cabeza es el dolor en las costillas de la primera vez que me desperté.

¿Qué me ha pasado?

Escucho la puerta abrirse y veo, con los ojos entrecerrados, un uniforme blanco. La enfermera murmura algo y después siento un pinchazo en mi brazo y como el suero, más lo que haya añadido, fluye por mis venas.

Y ahí va otra vez. Me siento tan liviano que es como si pudiera volar y de nuevo, sin quererlo, me voy.

Esta vez cuando me despierto está casi todo a oscuras, lo único que ilumina la habitación es la luz de una farola que hay justo fuera de mi habitación.

Al igual que antes no siento dolor alguno, pero si la boca seca y pastosa, ¿puede alguien darme un poco de agua?

Me remuevo incómodo en la cama, porque siento que estoy completamente pegado a las sábanas. Me llevo la mano libre a la cara y estrujo los ojos para aclararme la vista. Cuando vuelvo a abrirlos veo todo, lo que me permite la poca luz, con claridad. Estoy solo en la habitación, pero la televisión está encendida.

𝓞𝓫𝓼𝓮𝓼𝓼𝓲𝓿𝓮Donde viven las historias. Descúbrelo ahora