C A P Í T U L O 15

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—No lo sé Camí... —musita, dudoso. Una parte de él quiere aceptar, más la otra...

Su mente es un lío y lo menos que quiere es agobiarla con sus problemas. Por lo que considera mejor alejarse hasta que esté más estable. Más al ver como la sonrisa que su amiga portaba se desvanece por completo ante su respuesta, el arrepentimiento lastima su pecho provocando que haga una mueca de culpa. De inmediato piensa en algo para remediar la situación, pero no encuentra las fuerzas para salir con alguna escusa.

—Entiendo —musita ahora ella,  retrocediendo un par de pasos—, pero... Si buscas un escape, es porque algo te agobia, y dudo mucho que la soledad ayude a acallar tú mente. Lo digo por experiencia —forza una pequeña sonrisa en lo último, para así intentar ocultar su desilusión. Aunque ya es tarde—, más si soledad es lo que quieres, de acuerdo.

No fué su intención, pero sus palabras provocan que ahora un puñado de piedras se asienten en el estómago del chico, haciendo que siente una pesada culpa. Nuevamente intenta hablar, pero su voz se ha esfumado, y como Cameron está lidiando también con su propia pena, no repara en ello y simplemente da media vuelta lista para volver a internarse en el bosque. Su pecho también duele y desea poder borrar lo dicho.

Actuó sin pensar y he ahí sus consecuencias.

Pero justo cuando se disponía a dar el primer paso lejos, la mano del varón sobre su hombro hace que gire a verlo por sobre este notando por fin la pena y culpa en el rostro de su amigo. Eso la hace sentir fatal.

—Perdón, no quise hacerte sentir mal, es solo que... —intenta explicarse el albino, más no encuentra las palabras correctas para no quedar aún peor.

—Está bien —ella lo interrumpe de forma amable y vuelve a girar obligándolo a quitar su mano, la cual esconde junto a la otra en los bolsillos de su sueter. Cameron una las suyas al frente y mantiene un semblante calmado para no hacerle sentir que se a equivocado—. Has recibido mucha información en poco tiempo y debe ser súper estresante, lo más conveniente sería que descanses.

Ella retrocede nuevamente, dando por fin aquel paso con intención de esta vez marcharse de verdad, pero nuevamente la tienen.

—¡No, espera! —suelta Nico, por puro impulso, consiguiendo que la castaña se detenga y lo observe expectante. Pero al haber actuado por inercia, no tiene nada en concreto que decir, por lo que decide tomarse un momento para respira hondo y así calmarse, apretando las manos dentro de los bolsillos dándose ánimos—. Si... Si me siento un poco, estresado. Y si es mucha información que procesar, pero... Pero la verdad es que prefiero pasar un rato agradable contigo a terminar de volverme loco con tanta pensadera.

Conforme con su elección de palabras, el chico se permite sonreír un poco, lo que inconscientemente le saca una sonrisa a su acompañante, más la de ella refleja alivio.

—Ven entonces —Cami le indica con un gesto de cabeza que la siga, y comienza a caminar por el sendero hacia la misma dirección que llevaba en un comienzo.

—¿A dónde iremos? —indaga, igualando su andar.

—Ya verás —se limita a responderle, y él no le cuestiona.

Anda por el sendero el total silencio a partir de ahí, sólo sus pasos y el soplar del viento entre las hojas se puede escucha. Cameron mantiene su vista al frente con las manos unidas ahora detrás, Ember camina a unos pasos por delante de ellos cómo si supiera el camino, mientras que Nico al lado de la castaña se mantiene a una distancia prudente, aún sin sacar las manos y algo cabizbajo. Más eso no le impide mirarla cada tanto con disimulo.

Aún se siente mal por rechazar su invitación a la primera cuando en realidad lo menos que quiere es soledad, pero la verdad es que no quiere incomodarla con su pésimo humor y sus crisis. A penas es el primer día, no puede simplemente dejarse caer y esperar que ella lo atrape.

Natura: Et Animam MeamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora