C A P Í T U L O 38

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La imagen entremezclada de aquella muchacha regresa, pero esta vez lo que en un comienzo era una mezcla extraña de dos seres, se fusiona dando paso a uno solo.

Cabellos largos más oscuro que una noche de tormenta, mirada profunda como un pozo sin fondo que se traga tu alma.

Un ave con las alas cortadas, prisionera en una jaula de pesadillas, y por cuyas venas circula la sangre de sus verdugos.

Una rosa cuyas espinas la hieren, manchando de carmín sus pétalos de cielo.

Así es, así será.

—Dios mío... —su voz es un hilo inaudible, casi tan inexistente que ni la brisa es capaz de llevarlo.

—¿La recuerdas?, ¿Sabés dónde está?

—¿Dónde... Está? ¿Ustedes no..?

Cameron niega, su expresión es un poema que no quiere recitar por temor a que termine invocando algún ser maligno.

Como a un trauma reprimido.

—Desapareció la misma noche que tú lo hiciste. Creímos que sabrías algo, pero parece que es lo mismo que con Hasper...

La mirada del bicolor se pierde en la arena en ese momento, llevándose las manos a la cabeza de forma contrariada.

—Ella... Ella las bloqueó. Esto no es como con Vega o Has, lo puedo sentir, algo le hizo, algo sucedió esa noche cuando la fuí a buscar, pero no logro recordar nada.

Su pecho se contrae, impidiendo que el oxígeno circule correctamente.

Se siente... Furioso y... Angustiado.

—¡Nico!, Calma, respira ¿Si? —su atención regresa a Cameron, quien refleja la preocupación pura en su mirada—. Vamos... Vamos con los demás. Demon debe saber esto.

Entrelazando sus manos lo jala de regreso a la casa, donde los demás siguen con la celebración admirando la aurora que aún ilumina el cielo.

Y ella que creyó que podrían admirarla juntos y pasar una noche tranquila...

—¡Ey chicos!, ¿Qué pa... Qué pasó?

Roy, que venía animado a recibirlos, cambia su expresión a una de inquietud al verlos llegar como si hubieran visto a un fantasma. Uno bastante perturbador.

—¿Ahora qué recordó? —atina a suponer, luciendo ya cansado al imaginar lo que se les vendrá ahora. Ni una noche pue-

—A... Azul.

Las voces, las risas, incluso el viento parece detenerse cuando aquel nombre abandonada los labios de la ojinegro en un tono contenido, sabiendo igual que él que la fiesta oficialmente a muerto.

Pero, pese a que fué Cameron quien reveló la información, la atención de todos los presentes se dirige es hacía el pelinegro de ojos azules que se hallaba apoyado en el pórtico de la casa charlando con algunos, y aunque temeroso, Nico también lo hace, encontrándose con una tormenta abrasadora en el cielo de sus iris.

El vaso que Demon sostiene es apretado con tanta fuerza que parte del líquido contenido se derrama, y su mirada intensa pone de nervios incluso a los mayores.

—Demon... —por suerte Rocío llama su atención, posando con cuidado una mano sobre su brazo, provocando que el dihamon deje de romper el pobre objeto y de asustar al albino.

La pareja comparte una mirada, la oscura calmada y la clara alterada, pero tras cortos segundos la tensión del mayor disminuye lo suficiente como para recuperar la compostura.

Natura: Et Animam MeamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora