C A P Í T U L O 31

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La casa de sus abuelas es acogedora y hogareña. Posee ese estilo y escencia de un verdadero hogar.

Según le explicaron, este es el hogar original de la pareja, donde criaron a su tíos y tiempo después a su madre. Pero al darse cuenta de quién era en realidad Dalia, Alva los llevó a origen donde comenzaron a vivir en la casa en la playa, la cual es propiedad de la familia de su abuela Amara y donde vivió antes de venir al mundo humano y conocer a Crista, cuya familia es mayormente de personas comunes.

La casa en la playa a pasado por varias generaciones, igual que el hogar de los Lobato, y actualmente le pertenece a Demon y Rocío, como regalo de Jade quien tiene su propio hogar en Sorium junto a Bastian.

Y añadiendo el hecho de que sus padres viven en la Capital y Darcy con Matteo en Luz de Plata. Las palabras de su abuela cobran más fuerza.

«Ya no son niñas, cada quien a elegido su camino y formado su vida»

Sus padres y tíos eligieron un rumbo hace mucho, y actualmente cada uno posee su hogar y su familia. Sus primos poco a poco van tomando uno, y él también tendrá que hacerlo.

Pero todo su futuro dependerá de cómo terminen las cosas.

El final será su inicio.

Inhala ondo y deja salir el aire con pesadez.

Puede oír movimientos en la cocina a su izquierda, donde Crista prepara bebidas para todos, la frisa de la tarde golpea su espalda gracias a la entrada abierta por donde salió Finn hace unos minutos, y finalmente en la estancia a su derecha se encuentra el resto de su familia charlando animadamente con Amara, quien parece estar entreteniendo a sus primos contándoles sobre las travesuras de su madre, provocando que este replique cada tanto para no quedar más en vergüenza frente a sus hijos.

Y mientras todo eso ocurre, él se dedica a explorar la propiedad en busca de recuerdos del pasado de su madre y tíos. Y que mejor ayuda que las fotos enmarcadas que descienden por las escaleras formando una interesante línea del tiempo.

Una fotografía de sus abuelas jóvenes frente a su nuevo hogar inicia la historia. Un gran felino negro con pequeñas manchas grises en su pelaje humeante junto a la pelinegra, y un colibrí de tamaño moderadamente grande sobre el hombro de la rubia, delatan su naturaleza como Maestras de las Sombras.

La siguiente fotografía muestra a Crista acostada en la cama sosteniendo a un bebé envuelto en una manta azúl, y junto a ella otra foto de un pequeño de cabellos negros, piel clara y ojos cafés le confirma que se trata de su tío Desmond.

Seguidamente ahora está éste con unos tres o tal vez cuatro años parado sobre un banco, junto una cuna blanca donde duerme tranquilamente una beba envuelta en una mata amarilla, su tía Jade.

Después del nacimiento de los bebés, las fotografías que le siguen son de la pequeña familia en distintas actividades.

Como una donde Desmond ayuda a su hermanita a caminar. Su primer día en la escuela. Jade sosteniendo a un pequeño polluelo. Ella liberando al ave ahora más grande.

Las dos siguientes fotografías tienen un tema en común: Los niños cumplen ocho años.

¿Y cómo lo sabe?

Porque en estas aparecen ambos con sus dijes y sus sombras.

Una Lechuza jóven de grandes ojos grises se encuentra sobre el antebrazo de Jade mientras que con la otra mano la niña sostiene su inconfundible dije dorado con el rostro del ave esculpido y dos cristales redondos de un azúl glaciar como ojos.

Natura: Et Animam MeamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora