C A P Í T U L O 33

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Regresaron con calma a las áreas de prácticas, uno junto al otro, pero manteniendo una distancia prudente por el bien de sus corazones que no paran de acelerarse ante el más pequeño roce.

Aún así, reían como tontos cada tanto al recordar el beso y la vergüenza de ser descubiertos.

—¡Por fin los encuentro! —exclama un jóven peliazul, llegando a toda prisa con ellos justo cuando salían de entre los árboles— ¿Dónde demonios estaban?

—Practicando en privado —le responde de forma risueña Cameron, compartiendo una mirada llena de complicidad con el bicolor que se muerde la lengua para aguantar otra risa boba—. Te avise justo cuando nos íbamos ¿Recuerdas? —regresa al peliazul, fingiendo todo la calma posible.

—Si, pero sólo dijiste que iban a otro lado, no que se perderían durante casi dos horas  —le reprocha Azriel, usando su antebrazo para limpiarse el sudor acumulado por el ejercicio y el recorrer toda el área de prácticas en busca del par frente a él, está seguro que si no lo tuviera recogido, tendría el cabello pegado a la cara. Al regresar a casa se daría un largo y merecido baño sin importar que luego su compañero se queje por acabarse el agua caliente, de nuevo—. El idiota de Roy me pidió que los buscara cuando pasó mucho rato y Vega se ofreció a ayudarme —les hace saber, cruzándose de brazos con una clara expresión de arrepentimiento por haber aceptado la petición del moreno, y molestia con ellos por haberse ido tan lejos—. Que por cierto, la ví salir de entre los árboles hace un momento, pero venía con cara de tómate y cuando le hablé solo balbuceó cosas sin sentido, algo sobre no poder decir nada y de estar arrepentida de sus acciones, aunque lo raro es que también parecía... ¿Emocionada? O algo así, ¿Ustedes saben qué le pasó?

—Ni idea —responden al unisono, más el falso tono de calma de la chica junto al delatador sonrojo del chico, los deja en evidencia ante el menor.

Claro... Haré como que les creo —pero pese a la obviedad, el menor decide no indagar, aunque aún así les deja en claro que sabe que ocultan algo.

—Y bueno... La chica, Vega, ¿Es amiga de los dos o sólo de Roy? —Nico intenta salvar la situación, preguntando lo primero que le viene a la mente. Más lo que obtiene en respuesta es una mirada confundida no sólo por parte de Az, sino de Cameron también— ¿Qué? —cuestiona, intentando sonar jovial, pero termina sonando verdaderamente nervioso.

—¿No la recuerdas? —interroga el peliazul, ladeando la cabeza con extrañeza— Creí que a estas alturas ya lo habrías hecho.

—Algunos... Algunos recuerdos tardan más en surgir. Muchos necesitan un detonante —trata de explicarse el albino, sonando apenado ante el hecho de no haber reconocido a alguien que ya debía conocer, y la pena es mayor porque ahora que recuerda no es la primera vez que a visto a la chica—. Mi madre dice que se puede deber a que estos pueden desencadenar emociones que en su momento me afectaron y que mi mente, aprovechando mi situación, intenta reprimir para evitar el impacto... Aunque tal vez sólo no lo recuerdo y ya —agrega lo último junto a una risilla que intenta reste seriedad a sus palabras, pero a juzgar por la mirada inquieta que comparten sus compañeros, tal vez el recuerdo de esa chica sí que podría ser parte de algo con mayor significado— Quién... ¿Quién es Vega? —se atreve a preguntar.

Nuevamente comparten una mirada que da todo menos buena espina.

—Veg- Virginia, es una Usuaria de Fuego que conocimos en el Criadero... —comienza a relatar Azriel, y con la punta de la lengua humedece sus labios resecos ante la ansiedad que le provoca lo que responder a tan simple pregunta pueda provocar— Roy la encontró. Vega no tardó en agarrarle cariño y él no dudó en contarle nuestro plan y llevarla con nosotros. Fué ahí cuando... —se detiene, frotándose los brazos desnudos como si sintiese frío y comenzando a mecer su pierna izquierda; Nico reconoce ese tic de inmediato. Es el mismo que aparecia cuando les contaba de su madre, lo cual sólo deja más en claro la gravedad de la situación— Vega se... Alteraba con facilidad y eso provocaba que su fuego se descontrolara. Adara y Demon concluyeron que necesitaba un compañero y Roy ya estaba contigo así que... —otra pausa. Su manzana de Adán se mueve con notoriedad cuando tragar grueso, se sujeta los brazos con la suficiente fuerza para dejarse una marca y desvía la mirada a sus pies al no tener la fuerza emocional para verle a los ojos.

Natura: Et Animam MeamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora