Lo que pasa en la azotea...

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Naruto miraba por la ventana abstraído sin prestar demasiada atención al profesor. Llevaba ya algo más de dos semanas comiendo con Sasuke en la azotea y, menos cuando conseguía convencer a Kakashi para que le dejara ir a su casa por las tardes, ese era el momento más feliz del día. Ahora Sasuke ya no era tan distante con él, podían tener conversaciones, aunque fueran estúpidas y él no pusiera demasiado interés, pero era un gran avance; además en alguna ocasión, habían acabado haciendo algún que otro trabajo manual después de comer... no tenía muy claro por qué, pero Sasuke le calentaba dónde y cuándo fuera. Tenía tanto miedo de que esa idílica rutina terminase, que ya ni se atrevía a preguntarle a Sasuke por qué le dejaban ir a la azotea sin vigilancia. En todo caso ahí estaba, como todos los días, soñando despierto hasta que sonara el timbre que anunciaba el momento de quedarse por fin a solas con Sasuke. Cuando pensaba detenidamente en las cosas que le pasaban por la cabeza no podía evitar sentirse estúpido y desprotegido: Estaba estúpidamente enamorado de él, sin nada que pudiera protegerle de sí mismo.

Y así, de pronto, sonó el timbre. Naruto se giró por un acto reflejo hacia el pupitre de Sasuke, pero él ya había desaparecido, como siempre. Lo que no sabía era que antes de ir a la azotea primero tenían que verle con "Sutoku" coger su comida. Naruto soltó un suspiro, calentó su ramen instantáneo y se encaminó hacia la azotea con paso ligero y una sonrisa en los labios. Como ya era costumbre, ahí estaba Sasuke, sentado en el suelo, esperándole.

-¿Qué comes? -preguntó Naruto a modo de saludo, mientras se sentaba a su lado.

-Arroz y... sopa de miso. -respondió Sasuke con la boca llena, sin darle importancia.

-Mira que eres soso. -dijo Naruto arqueando una ceja y se puso a comer.

-Comer siempre lo mismo, por muy bueno que esté, también es de ser soso. -hizo notar Sasuke mirando de reojo el ramen instantáneo que se estaba comiendo Naruto, y sonrió con superioridad.

-Los zorros somos animales de costumbres. -se rió Naruto y Sasuke le observó disfrutar de su ramen, como sólo de pocas cosas disfrutaba.

-Es muy tú... -Sasuke sonrió con ternura y Naruto dejó de comer para mirarle a los ojos. -No creo que sea costumbre, es más bien fijación. Y no sólo te pasa con la comida, también con las personas.

-¿Estás diciendo que lo que siento por tí es una fijación, como la que siento por el ramen? -Naruto arqueó una ceja y Sasuke se encogió de hombros.

-¿Lo es? -dijo Sasuke reprimiendo una sonrisa y Naruto decidió seguirle el juego, porque de otro modo hubiese acabado diciéndole que estaba tan enamorado de él que ni todo el ramen del mundo podría llenar el vacío que sentía cuando pensaba que Sasuke no sentía lo mismo.

-Bueno... es parecido, pero no es exactamente lo mismo ¿sabes? -comenzó a decir Naruto con una sonrisa. -Cuando veo un bol de ramen me lo quiero comer rápido y sin pensar, uno tras otro. Pero cuando te veo a ti... quiero comerte despacio y saborear cada parte, una tras otra. -susurró al final y Sasuke se le quedó mirando fascinado.

-Está bien... -entonces Sasuke le arrebató el ramen a Naruto de las manos y se acercó el humeante recipiente a la mejilla. -¿Y si te hago elegir ahora mismo?

-¿Elegir el...? -comenzó a preguntar Naruto, con una media sonrisa.

-Es la hora de la comida... ¿no? -le interrumpió Sasuke alzando una ceja.

Naruto se acercó al rostro de Sasuke con una sonrisa intrigante, pero justo antes de llegar a besarle, se detuvo y cogió el bote de ramen. Se desafiaron con la mirada durante un eterno instante, antes de que Naruto dejara por fin el ramen en el suelo y se abalanzara casi con rabia sobre sus labios.

Tormenta de Verano (narusasu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora