Agarrarse a un clavo ardiendo

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Al día siguiente Naruto volvió al Valle del Fin. Desde la llegada de Sasuke había ido todos los días sin excepción a contemplar cómo el sol se alzaba lentamente, pero de forma imponente sobre el horizonte del valle, tras las estatuas, dotando al agua del río de miles de matices y colores y de la promesa de un nuevo día. Sin embargo, no había sido capaz de sentir la esperanza melancólica y fría del amanecer desde que Sasuke había vuelto a su vida. Ahora todo a su alrededor parecía estar cubierto por una pátina más bien de un cálido pastoso, sombrío y confuso, como si contemplase un eterno atardecer.

Intentó buscarle sentido a lo que había ocurrido la noche anterior con Sakura, pero lo único que consiguió fue sentirse terriblemente avergonzado y enfadado. Estaba enfadado con Sakura por seguir sintiendo algo por Sasuke, también consigo mismo por haber sido tan obvio y transparente. Pero sobre todo estaba enfadado con Sasuke por existir, por haberles dejado a ambos tan rotos cuando se fue.

Naruto fue a buscar a Sakura como cualquier otro día y caminaron juntos hasta el instituto como si nada raro hubiera sucedido. Sakura supuso que Naruto no quería hablar del tema y decidió no tocar el asunto, de modo que se despidieron en el pasillo como cualquier otro día y ella se dirigió a su clase con una sonrisa de satisfacción en sus labios "hoy ha vuelto al valle" pensó. Y es que Naruto, tras el encuentro de la noche anterior, había decidido dejar de tratar de ocultar a Sakura sus visitas matutinas al Valle del Fin, pues se había dado cuenta de que lo que quería ocultarle en realidad ya lo había descubierto ella hacía tiempo.

Cuando Naruto entró en clase le sorprendió un tumulto de gente armando jaleo alrededor del pupitre de Sasuke. Normalmente solía estar solo sin hablar absolutamente con nadie y no daba pie a la mínima conversación, no solo con Naruto, sino con todo el mundo, de modo que Naruto decidió olvidar momentáneamente la vergüenza y la confusión que sentía por lo de la noche anterior y se acercó a averiguar qué era lo que sucedía. Se hizo paso entre los curiosos y enseguida pudo ver a Kiba agarrando a Sasuke del cuello de la camisa y gritándole, mientras éste le desafiaba con la mirada en silencio.

-Kiba ¿qué pasa? -preguntó Naruto intentando no mirar a Sasuke a los ojos.

-¡Este idiota! -Kiba se giró hacia Naruto, enfurecido y todavía sujetando a Sasuke, que ahora miraba a Naruto directamente. -Se cree que puede volver así como así después de hacer que casi nos maten a Choji, a Neji, a mí... por no hablar de que él mismo casi te mata con sus propias manos ¡Encima va y me dice que no tiene nada por lo que disculparse! Le voy a partir esa cara de guaperas... -Kiba alzó la mano con la que no sujetaba a Sasuke y cerró el puño con fuerza, dispuesto a golpearle, pero Sasuke no parecía tener intención de defenderse.

-¡Kiba! -de pronto Shikamaru apareció por la puerta y detuvo a Kiba antes de que pudiera hacer nada. -Sabes perfectamente que las peleas están prohibidas dentro del recinto del instituto... Iruka-sensei está a punto de llegar y si te pillan la bronca me caerá a mí por ser el presidente y eso sería un rollazo.

Kiba soltó algún que otro improperio mientras volvía a su asiento, no sin antes clavarle una mirada asesina a Sasuke, que este le devolvió con indiferencia. Entonces toda la clase comenzó a apoyar a Kiba mediante el arma más poderosa que existe: los comentarios hirientes e indiscretos.

-Tendrías que haber dejado que se fuera de la villa y ya está...

-...de todas formas nadie quería a los Uchiha, mi padre me dijo que eran una especie de gueto.

-Su hermano tendría que haber acabado el trabajo...

Este último comentario llegó a los oídos de Naruto, que había contemplado la escena desde una distancia prudente, intentando no tomar partido, pero en que escuchó esas palabras, sus ojos se dirigieron instintivamente con preocupación hacia donde estaba Sasuke. Su mirada de continua y aparente inmutable pasividad, había adquirido de pronto el clásico brillo de la rabia que Naruto con tanto dolor recordaba en los ojos del que había sido su mejor amigo. Sasuke se levantó de la silla sin pronunciar una sola palabra, con los puños bien apretados a ambos lados de sus caderas, y se dispuso a marcharse del aula.

Tormenta de Verano (narusasu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora