Al día siguiente Naruto se despertó con una sensación extraña de sobrecarga emocional. Como cuando pasas una noche llena de sueños tan vívidos y realistas que al despertar te cuesta unos minutos discernir qué parte de tu vida es real y cual pertenece a los caprichosos juegos del subconsciente. Sin embargo, y pese a esa cada vez más difusa sensación de irrealidad, Naruto tenía una cosa clara: había conseguido enfriar el clavo ardiendo al que llevaba aferrándose tantísimo tiempo por fin, sus manos habían dejado de sangrar y podía sentir en ellas el maravilloso tacto de lo que no arde ni duele.
Sasuke, por su parte, no soñó nada esa noche. Pudo descansar de las pesadillas envenenadas de su hermano que llevaban ya demasiados días sin dejarle dormir. Recordó todo lo ocurrido el día anterior con cierta melancolía y al instante comenzó a preguntarse cómo podría traicionar a Orochimaru sin poner en peligro a Naruto, pero no conseguía dar con ninguna solución que no le expusiese a morir a manos de esa asquerosa serpiente... o a volver a ser encarcelado de forma definitiva.
Todavía seguía dándole vueltas sin parar al asunto mientras esperaba con la mirada perdida a que empezaran las clases. Pero entonces Naruto entró por la puerta del aula y así, de pronto, se le quitaron las ganas de pensar.
Se levantó del pupitre antes de que a Naruto le diera tiempo siquiera de acercarse al suyo y, sin apenas mirarle a los ojos, le cogió de la mano y lo sacó del aula. Naruto se quedó paralizado mientras Sasuke le arrastraba por los pasillos del instituto, sin entender qué se proponía, pero sin poder dejar de sonreír.
Finalmente Sasuke se detuvo en un lugar lo suficientemente escondido y se dio la vuelta para mirar a Naruto por primera vez, clavándole una mirada tan intensa y seductora como todo en él.
-Está lloviendo... no podemos ir a la azotea. -dijo como si tal cosa y Naruto se quedó ahí plantado, con los ojos abiertos como platos.
-Eh... Sabes que tenemos clase ¿verdad? -dejó escapar, sintiéndose cada vez más nervioso, desconcertado y estúpidamente feliz.
Sasuke no contestó, pues no le hizo falta. Esbozó una preciosa media sonrisa y se acercó despacio al cada vez más excitado rostro de Naruto. Podía leer perfectamente en el centelleante azul de su mirada sus nervios... pero también sus ganas. Los labios de ambos se rozaron durante solo un instante y Sasuke disfrutó en silencio de la caricia de la agitada respiración de Naruto contra su boca entreabierta.
De pronto un "click" hizo eco en medio del tenso ambiente y la puerta que se encontraba tras la espalda de Sasuke se abrió despacio y con aire sugerente. Era un aula en desuso. El interior estaba oscuro y parecía invitar a realizar actos secretos y obscenos.
Sasuke volvió a sonreír y atrajo a Naruto hacia el interior de aquella habitación, agarrándole del cierre del pantalón y cerrando la puerta tras de sí con una rapidez y habilidad que exponían su anhelo casi tanto como su mirada de ave rapaz. Naruto, por su parte, entró con gusto en su juego y se dejó hacer, muerto del gusto, intentando contener los sonidos de puro placer que querían salir de su garganta solo por sentir las manos de Sasuke acariciar su espalda por debajo de la camisa y sus húmedos dientes clavándose en su cuello.
-Siéntate en esa mesa. -le ordenó Sasuke con los ojos encendidos de lujuria y Naruto no pudo hacer otra cosa que obedecer.
Entonces Sasuke repasó una vez más todo el torso de Naruto con sus manos, antes de arrodillarse frente a él, quitarle los pantalones y lamer con cuidado su ropa interior.
-Sasuke... -susurró Naruto con el rostro completamente enrojecido y al borde del colapso por las ganas que tenía de ponerse a gemir. -Si haces eso... no sé si voy a poder estar callado. -le advirtió entre suspiros y pudo ver perfectamente como Sasuke esbozaba una sonrisa tan erótica que casi parecía maligna.
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Tormenta de Verano (narusasu)
FanfictionNaruto lleva tres años sin ver a Sasuke. Muchas cosas han cambiado desde aquella fatídica batalla en el Valle del Fin, cuyo nombre resulta ahora terriblemente amargo para él... pues ese enfrentamiento supuso el fin de muchas cosas. Sin embargo, la p...