A la flor de cerezo se la lleva el viento

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-¡No sé por qué tengo que examinarme de esto! -se quejó Naruto, tirando el libro de texto al suelo de su habitación. -Si yo ya sé hacer el jutsu de invocación. He invocado a Gamabunta, el rey de los sapos ¡por Dios! -Sakura recogió el libro y se lo tiró a Naruto a la cabeza.

-Tiene que ver con la correcta administración del chakra en la batalla, tú siempre lo estás malgastando ¡Así que deja de quejarte y a estudiar!

-¡Pero si tengo un montón!

-Naruto... -le advirtió Sakura con el libro en la mano, a punto de volver a lanzarlo.

-Vale, vale...

Y siguieron estudiando un par de horas más, hasta que hubo anochecido. Lo normal era que después de estudiar se dieran un revolcón rápido en la cama de Naruto antes de que Sakura se fuera a casa, pero ninguno de los dos dio el primer paso aquella noche y se quedaron algo incómodos ante esa nueva situación.

-Me he fijado en que has cambiado las sábanas sin que te lo tenga que decir yo. -comentó Sakura sin sospecha, simplemente para intentar relajar la tensión, pero obviamente sólo consiguió que Naruto se pusiera tremendamente nervioso.

-¿Qué? Bueno esque... se me cayó Ramen en la cama, así que... -mintió Naruto y, al hacerlo, se sintió tan sumamente miserable que el peso de la culpabilidad le hizo hundirse en la silla del escritorio, como si fuera un caracol escondiéndose en su caparazón.

-¿Otra vez comiendo en la cama? No tienes remedio. -le regañó Sakura sin muchas ganas, mientras sopesaba si era buena idea sacar el tema de Sasuke o no.

-Oye, Sakura-chan... ¿Tú sabes que te quiero? -preguntó de pronto Naruto, todavía hundido sobre sí mismo. Sakura se quedó mirándole algo sorprendida al principio, pero enseguida le dedicó una sonrisa de ternura.

-Pues claro. Y yo también te quiero, Naruto.

-Y si nos queremos ¿Por qué no podemos olvidarnos de Sasuke? -Sakura se sorprendió, no se esperaba que fuera Naruto quien fuese a sacar el tema. -Si antes de que él volviera podíamos querernos como dos personas normales, ¿por qué ahora ya no podemos ni siquiera... follar si no es pensando en él?

Sakura tragó saliva y se acercó a Naruto con rostro serio y decidido. No parecía que él fuera a levantarse de la silla donde se había hecho un ovillo, pero su mirada guardaba todavía la suficiente compostura como para afrontar lo que fuese a salir de todo aquello.

-No sé qué decirte, Naruto... lo de la otra noche lo hice porque me apetecía, no te voy a mentir, pero sobre todo porque creía que tú lo necesitabas más que yo. Porque prefería saber que pensabas en otra persona a que trataras de ocultármelo y sufrieras por ello... pero yo nunca había pensado en Sasuke mientras lo hacía contigo hasta esa noche. No sé si entiendes lo que te quiero decir... -Sakura obligó a Naruto a que le mirase a los ojos.

-No muy bien, la verdad. -confesó éste, con la mirada algo perdida.

-Quiero decir que seguramente los dos llevamos colados por Sasuke desde que tenemos uso de razón, pero tú estás enamorado de él... -Sakura hizo una pausa y clavó sus ojos verdes, que comenzaban a lagrimear, en los de Naruto. -...más de lo que estás de mi. -se secó un par de lágrimas con la manga de la camiseta antes de seguir hablando. -O puede que esto sea simplemente el final de tu primavera, una larga y bonita primavera llena de flores de sakura, pero ahora ha llegado la época de las tormentas eléctricas como chidoris y no hay nada que una flor pueda hacer contra eso. -Sakura soltó una risa algo amarga ante esa comparación y Naruto, como si hubiese salido de un trance, corrió a abrazarla con lágrimas también en sus ojos.

-¿Por qué no puede existir un mundo en el que los cerezos florezcan en verano y cuánto más fuertes sean las tormentas, más lo sean sus flores? -se lamentó Naruto entre sus brazos y ambos derramaron lágrimas en silencio.

-La naturaleza es sabia... no somos quienes para luchar contra ella. -le susurró Sakura pasados unos minutos.

-Lo siento muchísimo...

Tormenta de Verano (narusasu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora