Capitulo 12

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Namjoon se sentó a la mesa donde el General tenía servido el desayuno y se llenó una taza de té con la intención de esperar y abordar a su amigo.

El arroz glutinoso y la fruta tenían un aspecto particularmente sabroso aquella mañana, pero quizás era sólo porque iba a disfrutar de la oportunidad que se le presentaba de bromear con Jungkook sobre su nueva adquisición.

El capitán Min Yoongi le había informado de la visita de Jeon Jungkook a la princesa SeokJin por la noche, quizás sin darse cuenta de que había sido un encuentro clandestino.

Jeon no había hecho encender su farol, así que a lo mejor no había ido a deleitarse con su cuerpo. Quizás la princesa le había confesado algún complot. Cuando Jungkook no apareció a desayunar, Namjoon supo que su amigo continuaba evitándole y decidió que tenía que encontrarse con él en un lugar donde no pudiera escapar. Sabía dónde podía estar, así que ordenó que ensillaran su caballo.

Una vez fuera de los límites de la ciudad, pudo distinguir a Jeon en la distancia, en la cima de su colina favorita. Claramente, no estaba herido, pero daba zancadas de una manera que manifestaba una profunda confusión.

Como sería difícil sorprender a un guerrero como Jungkook , Namjon ni siquiera lo intentó.

Se dirigió directamente a la colina y saludó a su amigo.

-Buenos días Jeon.

- Namjoon. No tendrías que haber venido - soltóJungkook.

-Si no yo, ¿entonces quién?- Kim descabalgó y ató las riendas del caballo al árbol más cercano.

- Vamos, Jeon. Parece como si por la noche te hubieran estado torturando en lugar de disfrutar de los encantos de la más bella criatura que posees.

-Mi caballo es hermoso, sin duda -dijo JungKook al tiempo que le daba unos golpecitos en el cuello a su montura, quizás como excusa para no volver el rostro.

-No hablaba de tu caballo- dijo Namjoon con severidad - Esperaba que estuvieras contento, satisfecho, triunfante o excitado después de acostarte con la princesa. En lugar de eso acudes a su lado en secreto y ahora estás solo y deprimido en lo alto de la colina. ¿Qué ha pasado?

-Nada. - Jeon, nervioso, empezó a andar de un lado a otro.

-¿Te rechazó?

-No puede hacerlo. Es una concubina. Su deber es obedecer.

-¿No era pura cuando acudiste a ella por primera vez?

-¡Intacta! -contestó Jungkook secamente.

-¿Entonces qué pasó? ¿Es estúpida, o corrupta, o repugnante, o deforme...?

-¡No oses decir nada de eso de él! - rugió Jeon, y se interrumpió, estupefacto y consternado por haberse traicionado tan fácilmente-... Quiero decir, "ella".

-Quieres decir "él" - corrigió Namjoon con calma.

-No me digas que sabías... que sabías... que la princesa es un... un...

-Hombre. Sí, lo sospeché desde el principio.

Jeon se sentó de golpe en el suelo. Con voz herida le preguntó:

-¿Por qué no me lo dijiste? Eres mi amigo. ¿Por qué no me avisaste?

Namjoon se sentó a su lado.

-No podía. ¿Y si estaba equivocado? Podías haber matado a la desafortunada muchacha, si es que era una muchacha. ¿Y todo por una simple sospecha? No podía hacerlo.

La Concubina del GeneralDonde viven las historias. Descúbrelo ahora