Capitulo 19

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—Parezco un muchacho — declaró SeokJin con desaprobación.

—Bien. De esta manera no atraerás atención inapropiada —contestó Hoseok — Las batallas están llenas de ellos.

—Me gusta — bromeó Jeon que estaba sentado observando el resultado —Estás muy atractivo.

Resultaba impresionante lo bien que estaba  SeokJin  con su armadura de cuero y los pantalones oscuros. Llevaba su espada colgada del cinto y las manos protegidas con guanteletes. El pelo caía sobre la espalda recogido en una única y larga trenza. El casco de bronce descansaba sobre la mesa.

—Me siento raro — se quejó SeokJin.

Hoseok había insistido en que también llevara ropa interior de hombre y echaba mucho de menos su corselete de seda.

—Vestido de esta manera no destacarás entre los soldados — dijo Jungkook con firmeza — Y eso te beneficia. ¿Pones en duda que MinSeok vuelque todas sus energías en destruirte si acude y te ve vestido de mujer en el campo de batalla?

—Tienes razón. Me pondré un vestido bonito cuando ganemos esta batalla.

—Y yo... — Jeon se detuvo y miró a Hoseok.

—Se lo arrancaréis, lo sé.

—¡Hobi! ¿Cuándo aprenderás a morderte la lengua?

—¡Nunca! — rió Hoseok —  Eso es lo que más valoráis en mí. Os dejaré sola durante un cuarto de hora, pero después tenemos que irnos.

Escapó de la habitación y cerró la puerta al salir. Jin se volvió hacia Jungkook con ojos tristes.

—¿Por qué tienen que luchar los hombres? ¿Por qué no pueden aceptar la belleza de nuestra tierra y vivir sencillamente en paz?

Jeon Jungkook se puso de pie, se acercó a él y le rodeó con sus brazos en un casto abrazo.

—Los hombres no están hechos de esa manera. Están hechos para luchar y competir.

—¿Pero a muerte?

—Dime, mi amor, si tu hermano está allí, ¿dejarás que cometa todos los males que desee?

—¡Lucharé a muerte contra él antes de dejar que dé rienda suelta a su crueldad y maldad! — dijo SeokJin entre dientes.

—Como hacen todos los hombres, buenos o malos, cuando son empujados al límite. — Jungkook le abrazó con más fuerza y luego le soltó y se separó de él — Tienes un alma bondadosa. Quizás sería mejor que te prohibiera acompañarme.

—Eso quisierais, mi Señor. — Jin se enderezó y sonrió valerosamente — A la guerra, mi Señor, y a la victoria.

Para Kim SeokJin era una cuestión de honor ir a caballo todo el camino en lugar de viajar en uno de los carros de aprovisionamiento.

A veces parecía que con todas sus preocupaciones por su supuesta fragilidad Jeon olvidara quién era en realidad y que podía montar como los otros hombres.

Se alegró de ver que tenía la misma yegua que había llevado cuando visitaron el palacio de verano. El animal también pareció recordarle y le acarició los dedos con el hocico.
Después de la novedad de la armadura nueva y la ropa de hombre, SeokJin se había acostumbrado rápidamente.

Como todo general, Jeon Jungkook estaba muy ocupado dirigiendo las operaciones, recibiendo informes de los exploradores y estudiando su estrategia. Eso hacía que no estuviera siempre al lado de SeokJin , aunque intentaban dormir cerca, en el suelo, cuando la columna se detenía para pasar la noche.
A diferencia de otros Generales cuya condescendencia requería de tiendas grandiosas y muchos sirvientes, Jungkook vivía como sus tropas. Consideraba que la velocidad era la esencia de la victoria. No tenía ganas de acabar sobrecargado por el boato de su rango.

La Concubina del GeneralDonde viven las historias. Descúbrelo ahora