Capitulo 16

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SeokJin se estiró con los ojos cerrados con fuerza.

Sabía que estaba en su cama y solo, pero había algo que no iba bien. Se puso la mano en el estómago. Se sentía muy vacío, aunque no tenía hambre. Le molestaba la garganta y tenía las costillas y el estómago doloridos y la boca seca. Se sentía débil y lo que es peor, inquieto sin saber muy bien por qué.

También necesitaba ir al baño con urgencia. Un sexto sentido que le indicaba peligro le hizo mirar primero en torno suyo con los ojos entrecerrados en lugar de abrirlos completamente. Un ronquido le hizo reír tontamente en silencio, pero se reprimió porque las costillas le dolían demasiado.

Reconocía el ronquido; era de Hoseok.

Abrió los ojos y sonrió al verle acurrucado en el asiento de la ventana. Seguro que luego le regañaría por no haberle despertado para ayudarle a ir al cuarto de baño, pero se negaba a admitir que a lo mejor necesitaba esa ayuda.

Un vago recuerdo de haber estado violentamente enfermo y de Hobi cantándole le hizo sospechar que le había acompañado toda la noche. Ya hacía suficiente para servirle; no necesitaba su ayuda para aquello.

Después de aliviarse, se miró al espejo y ahogó un grito al ver el aspecto tan horrible que tenía. Las ojeras bajo sus ojos eran negras como carbones sobre su pálido rostro. Además, una profunda arruga, que correspondía a la marca de la funda de la almohada, cruzaba una mejilla. Después de lavarse la cara y secarla, echó hacia atrás los mechones que se habían soltado de la trenza mientras dormía.

Los pies desnudos se le estaban enfriando en el suelo de piedra y no quería permanecer más tiempo en el cuarto de baño.

Tenía algunos recuerdos confusos de haberse encontrado muy mal allí la noche pasada, pero los apartó de su mente. No estaba preparado para ocuparse de ellos y no parecía tener más problema en aquellos momentos que el dolor general. Decidió volver a la cama.

Apenas se había acomodado cuando sonó una llamada en la puerta. Inmediatamente, se sentó en la cama alarmado; el corazón le latía con fuerza. Hoseok se despertó bruscamente de su sueño profundo y se puso en pie en un instante.

Los dos se quedaron callados, esperando. Con la mirada en la puerta, vieron que el pomo giraba y la puerta repiqueteó ligeramente, pero no entró nadie. Hoseok hizo un movimiento con la mano como de cerrar la puerta y le enseñó la llave. SeokJin hizo un gesto dándole a entender que le comprendía.

Fuera se oyeron suaves crujidos de ropa y susurros. Hobi y Jin esperaron a que el intruso, fuera quien fuera, se marchara, pero hubo una segunda llamada más fuerte.

-¿Eres tú, Rose ? - Preguntó Hoseok.

-Soy yo, el doctor Choi, el médico de la corte - contestó una voz de hombre
- El gobernador Jeon Jungkook me ha enviado para darle una medicina a la princesa SeokJin

Dos pares de asustados ojos se encontraron.

Hoseok se encogió de hombros y Jin permaneció sentado, tenso, con la colcha aferrada contra su pecho.

- El General Jeon está preocupado y me ha pedido que vea a la princesa con mis propios ojos y que le informe de su estado.

-Abre la puerta -le ordenó Jin

-Tengo un mal presentimiento. Le dije... -empezó a protestar Hoseok.

-Abre. Si es una trampa, estaremos preparados.

Jung Hoseok se quedó quieto un momento y luego se dirigió a la puerta. Cuando abrió, un hombre bajo con un sombrero como el que llevaban los médicos entró en la alcoba e hizo una profunda reverencia. Permaneció en el umbral y miró a SeokJin con curiosidad. Le tendió una botellita de cristal a Hoseok.

La Concubina del GeneralDonde viven las historias. Descúbrelo ahora