Capitulo 20

1.4K 185 108
                                    

- Namjoon , ¿dónde está?

Jeon Jungkook estaba prácticamente gritando por el pánico que sentía.

Cabalgaba entre los muertos y heridos buscando algo familiar que le guiara hasta SeokJin.

- Tranquilo, Jeon . Seguro que Hoseok y el capitán Min Yoongi la han mantenido a salvo en la retaguardia. Ahora tienes soldados de los que ocuparte, estén muertos o heridos. Te han servido con lealtad.

- Tienes razón, y eso haré, ¡pero debo saber si SeokJin está viva!

Namjoon le cogió del brazo.

- No la deshonres mostrando tus emociones. Incluso si ha muerto, los dioses no lo quieran, la honrarás como a todos los que han caído a tu servicio.

Jungkook intentó calmarse respirando hondo.

- Tienes razón en censurarme. ¿Han instalado ya los hospitales de campaña? ¿Y los prisioneros?

- Los prisioneros aguardan tu revista. Los hospitales están en la retaguardia. Necesito que me ayudes a transportar a alguno de los heridos - le pidió Namjoon , que sabía que lo que más necesitaba el General en aquel momento era una tarea que mantuviera su mente ocupada en otra cosa que no fuera su preocupaciónb- Me pregunto qué habrá pasado con MinSeok y sus tropas. Hubiera podido jurar que el destello de aquel escudo era una señal para un vigía en la colina.

- Quizás hizo lo que SeokJin sospechaba que podía ser su intención y convenció a JungMin para que defendiera su posición y entonces lo abandonó a su suerte cuando vio la magnitud de nuestras fuerzas. ¿Dónde está Park?

- Separado de los otros prisioneros. Ocupémonos de los nuestros primero y ya atenderemos al enemigo luego como corresponde a su traición.

- Muy bien.

Jeon intentó dominar sus temores, que iban en aumento, y confió en que los dioses le concedieran que su amante no hubiera sufrido ningún daño.

Cuando se inclinó para ayudar a subir a un soldado herido a una camilla, su mente se distrajo de sus miedos personales por el sufrimiento soportado por sus hombres. Puso su atención en ellos porque sabía que una sonrisa y una palabra de elogio de su boca les aliviarían los dolores hasta que los médicos pudieran tratarlos. El resto del día lo pasó ocupado repartiendo agua, llamando al médico para que atendiera a varios heridos graves y hablando con sus hombres, mientras que en el fondo de su mente se preguntaba por qué no había tenido noticias de Jin, Hoseok , o el capitán Min.

¿Habrían perecido todos en la batalla?

Si eso era así, constituía un sacrifico demasiado grande como para poder soportarlo. Vio que Namjoon le observaba y tuvo cuidado de controlar su rostro para no revelar sus emociones, aunque con cada fibra de su ser anhelaba lanzarse a caballo para ir a buscar a su amor.

El sol ya se inclinaba mucho sobre el valle y lo pintaba de dorado cuando al fin vio a lo lejos un pequeño grupo de hombres armados que bajaban de las montañas.

Se quedó quieto y entrecerró los ojos intentando distinguir las figuras en la dorada neblina, deseando que se tratara de SeokJin y su guardia.

-¡Aquí está! - gritó Namjoon -  ¡Está viva!

El alivio en su voz hizo que Jeon le perdonara por obligarle a cumplir con sus deberes.

Al parecer, Kim Namjoon había estado tan preocupado como él pero había mantenido la calma suficiente como para pensar en el honor y la dignidad de Jeon por delante de todo lo demás.

Por primera vez, Jeon se acordó de Jimin, su oficial al mando y a la vez compañero de Namjoon , que estaría en Yan preocupado por la seguridad de su amado.

La Concubina del GeneralDonde viven las historias. Descúbrelo ahora