Capítulo 11

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Biblioteca Pública de Nueva York

Jueves 13 de febrero de 2020, por la tarde...

Hace tiempo que Orion no entraba a la Biblioteca Pública. Recuerda que su hermana Rosemary se la pasaba todo el día leyendo libros y tomos enormes sobre antropología, arqueología y arte. Cuando iba por él a la escuela, lo llevaba a la biblioteca para hacer tiempo en lo que sus otras dos hermanas salían. Sus conocimientos adquiridos durante mucho tiempo dieron frutos y terminó siendo restauradora en el museo Smithsoniano de Washington. Sonrió al entrar al vestíbulo concurrido de estudiantes y personas curiosas que entraron para tomar fotos a la arquitectura neoclásica del edificio. Subió las escaleras para ir a la sala principal, donde supone esta la chica. La buscó con la mirada. Sally estaba de espaldas a él; la identificó por la misma bufanda que llevaba el día en que la conoció. Sobre la mesa había una libreta con cálculos escritos.

—¿Haciendo tarea?

Sally seguía concentrada en el video que estaba viendo sobre un videojuego. Orion notó que tenía puestos los audífonos. Suspiró y tocó el hombro de la chica, haciendo que ésta se sobresaltara y volteara el cuello como si fuera un búho. Al ver a Orion, sonrió y se quitó los audífonos.

—Creí que no vendría.

—Pues aquí estoy —se sentó en la silla frente a la chica y recargó los brazos en la mesa—. ¿Ahora qué descubriste? — preguntó con una sonrisita burlona.

La chica frunció el seño y lo señaló con el dedo.

—Después me agradecerá por el arduo trabajo de detective amateur que estoy haciendo por las redes —se inclinó hacia la mesa y volteó la computadora para que Orion pudiera ver—. Hace rato estaba haciendo tarea, sin embargo me aburrí un poco y quise indagar más en el canal de Alexis. Encontré algo muy interesante en su última transmisión. Observe.

En la pantalla se mostró una partida de videojuego y en la esquina superior derecha se apreciaba el rostro de Alexis, hablando. Sin embargo, Frye no escuchaba lo que decía pues los audífonos aún estaban conectados.

—Esta fue la última vez que transmitió en vivo, y que jugó... —dijo con pesadez; Orion la miró de reojo—. En fin, el caso es que mirando el chat, o sea, los comentarios de sus seguidores, me encontré con tres en particular que me parecieron extraños.

Abrió la galería de fotos y abrió las capturas de pantalla que había tomado, donde se veían los tres mensajes del usuario BobaFett55. Eran tres imágenes en diferentes partes del video donde apareció cada uno de los comentarios.

—"Esta vez yo creo que morirás de verdad", perturbador, ¿no?

Orion frotó su barbilla y observó escéptico la pantalla.

—Amenazas como esas se reciben a diario. Además, ¿cómo sabemos que no es sólo un bromista? — preguntó el detective cruzándose de brazos.

—Lo mismo pensé. Pero en lo que llegaba, comencé a ver otras transmisiones guardadas. El mismo usuario le comentó mensajes parecidos, cortos y directos.

Sally le mostró las capturas de pantalla que tomó. Los mensajes eran odio, comentarios como "que idiota eres", "si la gente supiera quién eres en realidad", "espero que te dejen de seguir, no sirves", entre otras cosas. El usuario comentaba cosas como esas solo dos veces por cada transmisión.

—Sé que muchos streamers reciben mensajes como estos. Pero ninguno ha aparecido muerto. Puede que Alexis sea el primero.

Orion sacó su libreta y anotó el nombre de usuario. Aún está un poco escéptico, pero no tiene otra pista concreta para seguir. Hablar con Hugh Richards no lo llevó a nada, pues el tipo, aunque estaba enojado con lo que pasó, no parecía tan loco como para actuar por su propia mano y asesinar al chico.

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