Capítulo 17

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Instituto Kenworth,

55 de la calle 84 este,

Lunes 17 de febrero de 2020.

—Como ya debieron de ver en estudios religiosos, el Islam alteró fuertemente los equilibrios de poder y las percepciones de origen del mismo en la región mediterránea. Es decir, esta religión creó sus propias bases políticas, económicas y judiciales basadas en el Corán. Hoy en día se puede ver en ramas como el derecho y la política. Sin embargo, nos centraremos en la filosofía política en el mundo del Islam...

Sally Brooks dibujaba caritas de personajes en su libreta en lo que escuchaba hablar al profesor de filosofía. Esa semana toca ver filosofía política y el maestro decidió empezar con la Edad de Oro del Islam. Esa materia es una de las que más le aburre, aunque no tanto como química o cálculo. No ha recibido mensajes de Orion Frye, ni tampoco noticias de cómo va avanzando el caso, cosa que la molesta un poco, pues quedaron de notificarse cualquier cuestión importante. Alzó la cabeza y miró al resto de sus compañeros de clase; Fanny Grey estaba sentada unas sillas adelante y parecía preocupada, pues no dejaba de ver su celular. Buscó con la mirada a William Baker hasta que lo encontró, sentado dos filas a la derecha de ella. Él igual estaba escribiendo rápidamente en su celular; pudo notar que estaba furioso por la manera en que miraba el aparato. Sally regresó la vista hacia delante y decidió ponerle atención por una vez a su profesor, ya que nadie parecía interesado en la clase.

Casi se queda dormida con su explicación de la filosofía islámica en la política.

—Como tarea para mañana, los formaré en parejas para que investiguen a los diferentes exponentes de los mutazilitas y de los asharitas. Quiero una presentación en Canva, la cual podrán subir a la plataforma hoy antes de las 23:30, ¿entendieron?

Se escuchó un ligero "sí profesor" por el aula. La verdad es que ya estaban agobiados con otras tareas y que les dejaran de filosofía, solo los irritaba más; a algunos pocos les gustaba la materia y ponían empeño, pero a la mayoría le daba igual. El profesor comenzó a hacer las parejas y todos estaban anotando.

—William Baker y Sally Brooks.

A la chica le dio un vuelco el corazón. Miró rápidamente a William; él la veía fijamente. «¿Por qué me ve así ese tonto?» Apartó la mirada del chico y continuó haciendo los dibujos que estaba haciendo. «Esta es mi oportunidad para sacarle información, o descubrir algo...»

Al acabar la clase, Sally se acercó a William, quien apenas estaba recogiendo sus cosas.

—Hola William. Oye, ¿te parece si vamos a la biblioteca en este rato libre para comenzar el trabajo? La verdad no me quiero llevar más tarea a casa.

El chico la miró como si fuera un bicho raro. Sally trató de calmarse pensando que así es como mira a todas las personas que lo rodean.

—Esta bien. — contestó con simpleza.

Afuera del aula, Shawn, Oliver, Bradley y Fanny estaban en un grupito junto a los casilleros, hablando en voz baja. William los miró por un instante, pero luego siguió caminando junto a Sally hacia la biblioteca del colegio.

Eligieron un cubículo vacío al fondo de la sala y entraron para acomodar sus cosas y ponerse a trabajar. Muchos otros estudiantes de todos los grados estaban haciendo tareas o buscando libros en las estanterías. La verdad es que la biblioteca de Kenworth le gusta mucho a Sally, tiene buenos libros, pero nada se compara con la Biblioteca Pública, uno de sus lugares favoritos en la ciudad.

—¿Te parece si nos dividimos? Yo investigo a los mutazilitas.

El chico asintió y se inclinó para guardar su celular en la mochila. Sacó su computadora al igual que Sally y ambos se pusieron a trabajar en silencio. La chica tuvo que ponerse sus audífonos para escuchar música, pues se sentía muy nerviosa e incómoda estar encerrada ahí con William. «¿Y si él es el asesino?» Dejó su celular a la mano por si tiene que pedir ayuda.

Llevaban investigando por media hora cuando el chico se levantó de la silla y se volteó para salir del cubículo. Sally alzó las cejas y se asomó para ver hacia dónde iba; parecía dirigirse a los baños de la biblioteca. La chica suspiró y siguió decorando la diapositiva.

Sus manos se detuvieron. Dirigió rápidamente la mirada hacia fuera y luego a la mochila de William. «Podría tener algo importante en el celular...» Sintiendo los latidos de su corazón en la garganta, se agachó y sacó el celular de William del bolsillo lateral de la mochila. Trató de poner una contraseña pero no funcionó, luego una segunda vez y tampoco. «No... se podría bloquear...» Miró hacia fuera, aún no había señal de William. Mordió su labio inferior y se quedó mirando el aparato, tratando de adivinar alguna contraseña.

El tono de llamada comenzó a sonar y Sally soltó un gritito, soltando el celular en la mesa. Miró la pantalla y vio que era un número desconocido. Agarró rápidamente el suyo y le tomó foto al número que le estaba marcando a William. Se agachó y lo dejó de nuevo en el bolsillo de la mochila, justo como lo había dejado el chico. Miró la fotografía que tomó y se preguntó de quién sería la llamada.

Justo unos minutos después, entró William. Sally sentía el sudor en sus manos y el corazón desbocado por la adrenalina que sintió al agarrar sin permiso el celular de su compañero. «No puede ser... ¿qué hubiera hecho si me descubre in fragranti? Cualquier excusa tonta no hubiera servido; sospecharía de mí y se andaría con más cuidado si es el responsable.» Sally notó que William sacaba su celular y lo miraba con el ceño fruncido. Volvió a levantarse y se colocó el aparato en la oreja; la chica supuso que le devolvería la llamada al que marcó. Quiso seguirlo, pero mejor se quedó sentada. No quiere levantar sospechas si la llega a descubrir siguiéndolo por los pasillos. «Ahora tengo una excusa para marcarle a Watson.»

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