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Capítulo 27

Departamento de policía, precinto 25,

Martes 18 de febrero de 2020, por la tarde.

Al momento de entrar al precinto, Orion llevó a Sally al laboratorio para que el doctor Newman atendiera la herida en la cabeza de la chica. Al ver el brazo herido de su compañero, Erick le limpió y suturó la herida y le puso un vendaje limpio en su brazo después de curar a Sally. La bufanda, ahora totalmente cubierta con sangre seca, yacía sobre el escritorio de Newman.

—Tu bufanda se ha arruinado... — comentó Orion mirando a la chica de reojo.

—Descuide. Se lavará con mucho cloro y estará como nueva.

—Yo la lavaré. Luego te la devuelvo.

Al laboratorio irrumpió Anthony Thompson, hecho una furia y con la cara tan roja que parecía que podría expulsar humo de las orejas.

—¿Qué significa el escándalo que montaste en Grand Central?

Orion se levantó de la silla y miró a su jefe con mirada inescrutable.

—¿Han traído ya al chico? — preguntó ignorando lo que le dijo Thompson.

—Está en la sala de interrogatorios. ¿Pero por qué diablos armaste un escándalo en la estación? Pudo haber muerto alguien. La orden de arresto ordenaba estrictamente que William Baker debía ser arrestado en su domicilio, no en donde se te diera la gana.

Los ojos verdes de Thompson miraron a Sally, quien apartó la vista con las mejillas rojas.

—¿Quién es la chica?

—Es una compañera de William, la tenía de rehén —explicó el detective, aún conteniendo su irritación—. Estoy bien por cierto.

Enseñó su brazo herido y su jefe frunció el ceño. También reparó en la camisa manchada de sangre de su subordinado. Erick Newman observaba la escena de reojo, mientras limpiaba las agujas con las que cosió la herida de Orion.

—Él inició el tiroteo, portaba este revolver —lo sacó de su cinturón—. Supongo que es de su querido padre. Alteró el orden público y él es el que pudo haber herido a alguien, señor, no yo. La bala me pasó rozando el brazo y fue un milagro que no le diera a ningún civil. Lo perseguí hasta Grand Central después de que él dejó a esta chica herida en un estacionamiento público.

Jefe y subordinado se miraron sin decir nada. Anthony lo escrutaba con la mirada. Orion le tiene respeto como figura de autoridad, pero no esta de acuerdo en cómo maneja los casos en algunas ocasiones. Su falta de confianza en sus subordinados y a veces sus propios intereses le nublan el juicio y obstruye el trabajo de los demás. Le cuesta creerlo, pero su jefe a veces puede poner sus intereses personales sobre lo que debe hacerse y lo que es correcto.

Thompson soltó un bufido y lo señaló con el dedo.

—Quiero un reporte detallado del arresto en mi oficina para mañana. Apuntando tu negligencia en no pedir refuerzos. Los dos policías que trajeron al chico no son de nuestro precinto. E interroga al muchacho antes de que pida su derecho a la Quinta Enmienda.

Dicho eso, salió del laboratorio, cerrando la puerta. Erick Newman suspiró y se levantó de donde estaba sentado. Le dio unas palmadas a Orion en el hombro y lo miró con empatía.

—Descuida, sabes que Thompson es así a veces. O la mayoría del tiempo...

Orion soltó una risa burlona y le restó importancia con la mano.