Capítulo 17

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Narra Zee:

No estaba muy seguro de la hora, solo sabía que me desperté porque la cama se sentía vacía, Saint no dormía a mi lado. En un principio, creí que había salido por medicamentos o tal vez desayuno, pero llamé a la recepción y me dijeron que no lo habían visto ni se habían comunicado con él.

Salí de la cabaña, empecé a buscarlo como loco, cada minuto que pasaba me preocupaba más, no sabía dónde estaba mi niño. Ni siquiera sabía si estaba bien; regresé a la habitación y escuché un sonido que venía del baño, como si algo se hubiese quebrado, así que corrí hasta ahí.

- ¡SAINT! Amor, ¿qué pasa? ¡Por favor, reacciona, te lo suplico!

Lo encontré tirado en el piso, había vomitado, parece que se desmayó antes de poder dejar ir el agua en el baño. Cuando me acerqué a él, estaba ardiendo en fiebre y lo peor, es que no lograba hacer que reaccionara, tampoco sabía desde qué hora estaba tirado ahí.

- Amor por favor mírame... ¡Abre tus ojitos! - Mis lágrimas salieron sin control.

- Zee... - Levemente escuché su voz. - Me duele el estómago.

- Te llevaré a la enfermería ¿si?

- Est... ¿Está muy lejos? Me siento débil, no lograré llegar.

- Yo te cargaré, ven aquí... - Lo subí a mi espalda. - Trata de sujetarte; ¡estarás bien, lo prometo!

Aquella noche en el campamento, cuando Joss lo golpeó, no se compara con este momento, en el que siento que moriré si algo le pasa a mi Saint. Solo espero no haber sido el causante de esto, porque esa sería la única manera de alejarme, si yo le hago daño de alguna forma.

- ¡¿Hay un Doctor aquí?!

Llegué gritando como un demente, sin importar lo que piensen de mí, necesito que atiendan a mi niño, tengo miedo que le pueda pasar algo. Fue el médico quien abrió, al ver a Saint, se saltó a los demás pacientes para atenderlo a él primero; estuve esperando mientras realizó unos pequeños estudios.

- Señor Zee. - Rápidamente me levanté.

- Soy yo, ¿está bien?

- Tranquilo, no lo transferiré a un hospital... ¡Su condición es estable, y está preguntando por usted!

Él me autorizó a pasar a la pequeña habitación donde estaba Saint, lo encontré descansando, la luz del sol iluminaba su hermosa piel. La imagen sería preciosa si no fuera por la intravenosa en su brazo derecho, haciendo que su cuerpo consumiera la bolsa de suero, para hidratarse.

- ¡Zee! ¡Amor, perdóname! - Me lancé a sus brazos desesperado.

- ¡Qué susto me llevé Saint! ¿Qué te pasó? - Con lágrimas en mis mejillas.

- Dice el Doctor que tengo una infección estomacal, algo de lo que comí me hizo daño.

- Pero, no hemos comid... ¿Fue el almuerzo de ayer? - Él miró hacia otro lado. - ¡Saint contéstame!

- Sí, me dolía mucho el estómago desde ayer. - Me levanté muy molesto.

- ¿Por qué no dijiste nada? ¡Pudimos pasar a una clínica! - Casi que se lo grité.

- Si me hubieran recomendado reposo... ¡No me habrías tocado!

- ¿Te importaba más hacer el amor conmigo que tu propia salud? - Eso sí lo grité y con fuerza.

No, no, no, no... Está llorando, yo hice llorar a Saint, sé que le grité y que fue completamente incorrecto, me siento como un miserable. Estoy muriendo de dolor, ahora debo buscar las palabras correctas, para que él sepa, que ayer tuve la noche más maravillosa de toda mi vida.

Narra Saint:

Zee me gritó, él jamás había elevado su voz ante mí, realmente estaba muy enojado, en este momento, solo puedo pensar en nuestra noche. ¿Y si no fue lo que él esperaba? ¿Cometí un error acaso? ¿Por qué no puedo dejar de llorar ante esos pensamientos?

- ¡No llores por favor! No me malinterpretes.

- Sé que estuve mal, pero solo quería estar contigo. - Continué llorando.

- ¡Escúchame! La mejor noche de mi vida la pasé contigo: daría todo lo que tengo para que todas fueran así.

- Zee, yo pensé que tú...

- No, ni lo digas... Anoche, fue especial, fue asombroso e inolvidable.

- También para mí, te amo Zee.

Entonces se acercó a mí, se subió a la cama, me abrazó y comenzó a besarme con desespero, deseo, amor, incluso puedo agregar lujuria. Con eso queda más que claro todo lo que siente por mí, lo que provoqué anoche en él y el deseo de que se repita, de volver a amarme sin ningún temor.

- No vuelvas a asustarme así... Si lo haces de nuevo, te castigaré.

- Si me castigas, te dejaré en abstinencia.

Le pareció divertido mi último comentario, se ve tan hermoso sonriendo, aún más hermosa la forma en que me abrazaba con fuerza. Zee me ha mimado desde que nos hicimos novios y solo espero que no cambie, porque ya me acostumbré a esto, a que me abracé y consienta todo el tiempo.

Me quedé dormido entre sus brazos, tuve un sueño precioso, en el que estaba en la noche del baile de graduación en medio de la pista. Zee bailaba conmigo bajo la atenta mirada de todos, incluso me besó y en ese instante, se dieron cuenta que soy suyo; hasta que una mano fría me despertó.

- Hola, tu cuerpo ya consumió el suero, ¿te duele algo?

- No, ya no me duele nada, gracias por su ayuda... Una pregunta, ¿Dónde está mi... mi...?

- ¿Tu esposo? Salió, dijo que tenía algo que hacer y que pronto volvería.

- ¿Mi esposo?

- Jajajaja debiste escucharlo, llegó aquí gritando como loco y cuando pregunté qué relación tenía contigo, no sabía que contestar.

- ¿Y él dijo que... qué yo soy su esposo?

- Sí fue lo primero que dijo, luego se retractó y dijo que tú eras su prometido. - Estaba sonriendo como idiota mientras escuchaba al Doctor.

- ¿Y ya no se contradijo después de eso?

- Sí, luego dijo que aún no te lo había pedido, pero que pronto lo haría.

Esas palabras me dejaron sin aliento, estaba analizando lo que me había dicho, ¿Zee quiere casarse conmigo? ¿De verdad? Estoy tan feliz ahora, deseo que eso sea cierto y no solo una excusa que él usó para que me atendieran, aún seguía en mis pensamientos cuando él entró.

- Saint, cariño ¿cómo te sientes?

- Hola, regresaste, estoy mejor, ¿podemos ir a la cabaña?

- Pues... Depende de lo que diga el médico.

- Ya puede llevárselo, procure que sus comidas sean saludables, fruta y vegetales de preferencia. Y le daré estos... Son medicamentos para el dolor e inflamación.

- ¿Por qué para la inflamación? - Pregunté curioso.

- Porque llevo 20 años en esta profesión y te puedo asegurar que no todo el mundo es de mente cerrada hijo... Solo agarra la medicina. - Me reí avergonzado.

- Muchas gracias, Doctor. - Inmediatamente salimos, pero en el camino, mientras Zee tomaba agua le hice una pregunta y pasó lo mismo que en el parque.

- Zee... ¿Es cierto que te quieres casar conmigo?...

... Escupir... Toser...

My Secret RomanceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora