Capítulo #13; Resfriado.

422 28 14
                                    

Capítulo #13; Resfriado.

Seguía siendo catorce de Febrero, así que él podía ver lo que quisiera en televisión y comer helado de un bote de cuatro litros con una cuchara pequeña si él quería.

Y eso estaba haciendo.

No es que odiara el catorce de Febrero, ni a las personas enamoradas. No, no podía odiarlas por tener amor, y él no.

No podía, ¿verdad?

No es que las odiara, ni tampoco es que deseara que todos estuvieran solos como él lo estaba. No.

Él solo quería no estar solo.

¿Acaso eso era mucho pedir?

Su teléfono sonó sobre la mesita de noche, pero no le prestó atención. La película de Nemo en televisión era mejor que perder su tiempo hablando con otra persona.

Oh, ahí está Nemo en su iniciación.

¡Tiburoncín! ¡Uh, ah, ah!

El teléfono volvió a sonar frente a él, y ésta vez sí lo tomó, no sin antes rodar los ojos y bufar fastidiado, mientras ponía pause a su película.

Tenía tres llamadas perdidas y un mensaje, todos de Melanie. Abrió el mensaje.

Enana.

8:37pm; ¡Mason! ¿Por qué no contestas? ¿Es por lo de más temprano? ¡Lo siento mucho, enserio! ¡Lo olvidé por completo! Perdóname, por favor. ¡Y contesta el teléfono!

Ni bien terminó de leer el mensaje, el aparato sonó y vibró en su mano, cambiando la pantalla a una foto de él y Melanie, con las palabras contestar y colgar.

—Hol…

—¡Mason! —interrumpió su mejor amiga—. ¡Lo siento, lo siento, lo siento! Lo olvidé por completo, lo siento muchísimo.

—Mela…

—¡Perdóname, Mason! No volverá a pasar, lo siento.

—Mel…

—¡No, no, no! ¡Soy la peor mejor amiga de todas!

—Vaya, y luego yo soy el dramático —murmuró Mason, mientras soltada un bufido y después reía un poco.

—¡Lo sien…! Espera, ¿qué? —preguntó Melanie—. ¿No estas molesto?

—Por supuesto que no, tonta.

—¿Enserio? —no esperó una respuesta—. ¡Demonios, Mason, gracias!

—Sí, si —contestó, en tono engreído—, soy genial, lo sé. Gracias, gracias.

Melanie rodó los ojos y rio un poco, contagiando a su mejor amigo.

—Bien, ¿y qué haces, señor perfecto?

Mason observó el bote de helado a su lado, la película de Nemo pausada en el televisor, su pijama y la manta que cubría sus piernas.

—Hago ejercicio —contestó.

Melanie hizo un sonido aprobativo con su boca del otro lado de la línea, pero se escuchó más bien a un no te creo ni mierda.

—¿Seguro?

—¿Me estás diciendo mentiroso? —preguntó el chico, ofendido.

—Oh, no, no —contestó Melanie—. Pero no creo que verte sentado en la sala de tu casa, con pijama, una manta, la televisión encendida y un bote de helado gigante sea una alucinación o un holograma —dijo, y luego soltó un jadeo—. Oh, no, Mason, ¿necesito lentes? —interrogó, sarcásticamente.

M&M.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora