Capítulo #8; Feliz navidad.

419 24 12
                                    

Capítulo #8; Feliz navidad.         

Era principios de diciembre, y los mejores amigos tenían la grandiosa tarea de colocar el árbol y las luces navideñas en la casa de Mason. El padre de Melanie ya las había colocado en la suya, así que solo faltaba la casa del peli-negro.

—Detesto la navidad —gruñó el chico, intentando desenredar los famosos foquitos navideños.

Melanie lo miró incrédula, con la boca abierta de la sorpresa, pero con demasiada exageración.

—Bien —reconoció el chico—. No la odio —aceptó—. Pero si odio los estúpidos focos. No desenredo una parte, cuando ya está lo demás hecho mierda.

Jaló desesperadamente los cables y luego, después de varios intentos más, terminó lleno de cables por todos lados. Gruñó exasperado.

—¿Cómo lo haces ver tan fácil? —preguntó a Mel, intentado salir de la telaraña de focos.

—Esto es pan comido cuando has estado desenredando audífonos todo el año —murmuró la chica, quitando los cables de la cara de su mejor amigo.

—No debí darte los míos para que los desenredarás.

Melanie hizo un sonido de aprobación con su boca, mientras arreglaba el desastre de su mejor amigo.

—Creo que ya está —dijo la peli-roja de puntas verdes.

Melanie había decidido darse un look navideño este año.

—Perfecto, hay que colgarlos para poder ir a comer galletas.

Mason amaba las galletas… y Melanie también.

Después de unos veinte minutos en los que Mason enredó gran parte de los focos y Melanie lo amenazó a golpearle su amiguito si se acercaba a los cables de nuevo, la casa del peli-negro quedó lista.

—Listo, solo hay que encenderlas.

—Yo lo hago —dijo Mason, mientras corría al contacto fuera de su casa.

Tomó el conector de las luces navideñas y lo conectó, pero nada sucedió.

—¡¿Cómo se ve?! —gritó Mason. Desde donde él estaba no se podía ver.

—Amh… creo que deberías verlo.

Mason caminó hasta el frente de su casa, observó los focos sin prender y luego observó a Melanie, quien esperaba su reacción.

—¡ME LLEVA LA…!

[…]                                     

—¡BELÉN, CAMPÁNAS DE BELÉN!

—Melanie, deja de cantar eso, la gente nos ve raro —se quejó Mason.

—¿Y qué? La gente siempre nos ve raro —dijo ella—. Deja de ser Grinch y canta conmigo. ¡NAVIDAD, NAVIDAD, BLANCA NAVIDAD!

Mason rodó los ojos y se unió al canto de su mejor amiga.

—¡ES UN DÍA DE ALEGRÍA Y FELICIDAD! —cantó a todo pulmón.

—HEY! —gritaron ambos.        

—¿Qué le comprarás a tu padre? —preguntó Mason a Melanie.

—No lo sé —contestó—. Estoy entre una tanga para hombre o un reloj; ¿tú que dices?

—¿Qué quieres darle tú?

—Creo que papá se vería suculento con una tanga, aunque me parece que ese es más un regalo para mamá que para él—. Melanie hizo una mueca.

M&M.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora