Capítulo #10; ¡Feliz año nuevo!

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Capítulo #10; ¡Feliz año nuevo!

Ella iba a vomitar, estaba segura.

Él ya había vomitado. Dos veces

Una de las cosas que las personas amamos/odiamos, es que siempre, pero siempre en año nuevo o navidad, o en los dos, existe algo llamado recalentado.

Oh, y al principio es bueno, porque la comida que se hace en esas fechas siempre es la más buena y la que más se desea.

Pero cuando llevas más de tres días comiendo lo mismo, joder. Llega a ser irritante y fastidioso, que te da ganas de vomitar.

Así como Melanie y Mason ahora mismo. Llevaban desde el veinticuatro de diciembre comiendo el recalentado de noche buena hasta hoy treinta y uno, no a todas horas, pero si comían lo mismo todos los días.

La próxima navidad no darían la idea de preparar lo mismo en ambas casas, así por lo menos podrían cambiar un día y un día.

—Mamá, ¿qué cenaremos hoy? —preguntó Mason, entrando en la cocina.

Su mejor amiga estaba sentada en la barra, con si teléfono en manos, haciendo lo que parecía jugar un juego que la estresaba lo suficiente como para maldecir en voz baja. Su madre cortaba algo de fruta y la colocaba en un recipiente.

No sabía cómo, pero su madre siempre parecía tener cosas que hacer.

Que no diga recalentado, que no diga recalentado, que no lo diga…

—Tamales.

Dios bendiga los tamales y su relleno cremosito, pensó Mason.

Ninguno había probado antes los tamales, pero Mason esperaba que si tuviera relleno cremosito.

El chico soltó un suspiró aliviado, mientras Melanie estiraba su puño hacía él, sin quitar la vista del teléfono. Mason golpeó suavemente en puño de su mejor amiga con el suyo.

Abrió la nevera y sacó una manzana, la lavó y luego le dio una mordida. Se recargó de espaldas en el lavamanos y observó a su mejor amiga, ahora su ceño estaba fruncido, al igual que los labios, sus dedos presionaban fuertemente la pantalla del aparato y movía el móvil de un lado a otro como si eso le fuera a hacer ganar.

—¿Qué? —preguntó ella de pronto, sorprendiendo al chico.

—¿Qué de qué?

—¿Dé qué o qué?

Melanie se quedó en silencio uno segundos, observando de arriba abajo a su mejor amigo. Para ese momento su teléfono había sido bloqueado por sus manos y estas reposaban sobre la mesa.

—Sabes —dijo ella—, como ya va a ser el nuevo año, estaba pensando en algo.

—¿Tú? ¿Pensando? —cuestionó él juguetón, dando una mordida a su manzana—. Cuidado, no te vaya a explotar la cabeza.

—Creo que deberíamos ordenar tu habitación —ofreció ella, ignorando el comentario de su mejor amigo.

—¿Y eso por qué?

—Porque el cuarto parece algo que saldría de tu trasero.

—Tan fina como siempre, Mely —se burló el chico, tirando la basura de la manzana.

—Oh, vamos, Mazz.

—¿Qué recibo yo a cambio?

—¿Una habitación limpia libre de ratas?

M&M.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora