Capítulo #15; Pequeños cambios.

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Capítulo #15; Pequeños cambios.

Los días pasaron, y con ello el tiempo que Melanie pasaba con Zack (alias rulitos) se fue incrementando. Seguía pasando tiempo de mejores amigos con Mason, pero no tanto como antes.

El día sábado, los mejores amigos se habían puesto de acuerdo para hacer alguna cosa juntos, quizá molestar a alguien, hacer alguna linda travesura o simplemente ver una película juntos.

Mason salió de su casa ese día en la mañana con unos pantalones negros, unos tenis cualquiera y una camisa color gris con cuello v. Caminó a pasó relajado hasta la casa de Melanie, pasando una mano por su cabello negro para intentar peinarlo, ya que le había dado pereza hacerlo en su casa.

Tocó el timbre y casi quince segundos después Melanie salió de su casa por la puerta principal, gritando hacia dentro que volvía más tarde y que saldría con Mason.

—Hola Meli —saludó.

—Hola, negro.

—¿Negro? —preguntó Mason, en un tono entre confundido y divertido.

—Sip—. Melanie asintió, comenzando a caminar por la vereda de su jardín hasta la salida de su residencia—. Eres negro, chocolate, nigga; como quieras llamarlo.

—¡Pero no soy negro! —gritó—. Incluso creo que soy más blanco que tú.

El peli-negro tomó el brazo de su mejor amiga y lo puso junto al suyo, comparando sus tonos de piel. Melanie alejó su brazo.

—Pero tienes el cabello negro —explicó—, eso te hace un nigga.

Mason frunció el ceño y abrió la boca, para después cerrarla y abrirla de nuevo, repitiendo el mismo proceso un par de veces.

—Te detesto —murmuró, cruzándose de brazos.

Los dos seguían caminando, solo que ahora iban por la acera de la calle, con dirección al centro comercial.

—Me amas, tonto.

El chico dejó su postura y una expresión confundida adornó su rostro.

—¿Tonto?

Melanie asintió distraídamente, mientras volteaba a ambos lados de la calle, asegurándose de que ningún carro estuviera pasando.

—¿Desde cuándo dices tonto? —preguntó Mason, con tono incrédulo.

La oji-verde se encogió de hombros. No estaba segura de cuando había cambiado eso, aunque si sabía por qué.

Mason aún no se lo creía. ¿Desde cuándo su mejor amiga utilizaba tonto como insulto? Ella probablemente podría haber dicho algo como:

—También te detesto, amor.

—Así me amas, idiota.

—Igualmente, puto.

Pero él jamás se imaginó que su mejor amiga lo llamara tonto. Esa no era su mejor amiga, o no sabía que estaba pasando con ella.

Cruzaron la calle en silencio, esperando llegar al otro lado para seguir con su conversación.

—Melanie —habló Mason, tomándola ligeramente del brazo, llamando su atención—. ¿Qué con ese insulto?

—¿Que de qué?

—¡Tú nunca dices tonto!

—¡Obvio si lo digo, menso!

El chico abrió su boca sorprendido. ¿Obvio? ¿Menso?

M&M.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora