—Trae a tu hermano hoy —dijo Changbin—. Dile que se lleve el ordenador.
—No va a aceptar.
—Oblígale. Le invito a lo que quiera.
Jeongin dejó caer los hombros, se apartó de la ventana y fue a la habitación de Chan. El chico estaba como siempre, delante del portátil con los cascos puestos. Se los quitó en cuanto sintió la presencia del pequeño.
—¿Qué ocurre, Innie?
—Sé que vas a decir que no, pero Changbin me ha dicho que quiere que vengas con nosotros a tomar algo. Él invita.
—¿Por qué? No nos conocemos.
Jeongin se encogió de hombros.
—Está ilusionado...
Chan movió la pierna, debatiéndose entre dejar a medias el trabajo que había comenzado el día anterior y marcharse con los amigos de su hermano, o quedarse en casa como cada tarde.
—Está bien —dijo al fin—. Me vendrá bien salir. ¿Es ya?
Jeongin asintió con una sonrisa gigante mientras Chan iba al armario para coger la sudadera.
—Te espero bajo. No tardes. Ah y... coge el ordenador.
Se marchó corriendo antes de que Chan dijera algo más y se reunió con Changbin bajo.
—¿No viene?
—Ahora baja.
Changbin dio un saltito de emoción, pero en cuanto Chan abrió la puerta con la mochilita del portátil en la mano, se quedó completamente quieto.
—¿Qué pasa? —preguntó Jeongin al ver cómo toda la ilusión parecía esfumarse—. ¿Os conocéis o algo?
—Creo que nunca hemos coincidido —dijo Chan, que no comprendía qué sucedía.
—¿Entonces?
—Nada, es que va todo de negro y estaba tan serio... impone un poco.
Jeongin empezó a reírse.
—¿Me estás diciendo que has tenido miedo?
Changbin empezó a caminar decidido a ignorarlo.
Al principio Chan se negó, pero después de que Changbin y Jisung insistieran sin parar y buscaran cualquier método posible para convencerle, terminó accediendo. Jeongin podía ver que estaba un poco tenso, no se esperaba para nada aquella encerrona, y probablemente luego se llevaría él la culpa, pero de momento no se arrepentía de nada. Chan necesitaba abrirse un poco, sobre todo en el tema de la música, porque era injusto que fuera tan bueno y eso se echara a perder.
Al parecer, Changbin y Jisung querían trabajar con él, y Chan no estaba del todo de acuerdo, pero se podía ver cierta curiosidad por lo que le estaban diciendo. Quizá, si se juntaba a hacer música con dos chicos que componían, él acabaría intentándolo.
Jeongin, por su parte, estaba tranquilo, bebiéndose el café que Changbin le había pagado mientras escuchaba la conversación que tenían los otros chicos y en la que él no estaba participando.
—¿Ese es Hyunjin?
Casi se atraganta. No quería darse la vuelta.
—¿Jinnie? —exclamó Changbin.
Sin decir nada más, salió corriendo hacia él y lo llevó fuera del local. Jeongin quería saber qué pasaba. ¿Por qué Hyunjin había ido allí, si se suponía que hacía tanto que no iba? ¿Y por qué Changbin reaccionaba de esa forma?
Cuando volvieron, Hyunjin fue directamente a sentarse en el asiento vacío que quedaba junto a Jeongin y Changbin regresó al lado de Chan para continuar hablando con él.
—¿Has decidido dejar el piano? —preguntó uno de los chicos.
—No —respondió con sequedad.
—¿Y qué te trae por aquí? Has estado desaparecido.
Hyunjin no se molestó en contestar, lo que llevó a Jeongin a preguntarse si había sucedido algo entre ellos para que Hyunjin se comportara de forma tan brusca. No conocía realmente a Hyunjin, pero lo había escuchado bromear con Changbin, así que suponía que no se comportaba de esa forma con sus amigos. Si hasta había sonreído a Jeongin la primera vez que hablaron y sin motivo alguno. Ahora, en cambio, parecía una persona fría y seria.
—No sé para qué vienes, si siempre te quedas callado y no nos haces ni caso.
Hyunjin tomó una bocanada de aire y miró de reojo a Jeongin, que apartó la mirada al instante.
—Ya está bien —interrumpió Changbin—. Dejadlo en paz.
Un rato después, los chicos empezaron a marcharse uno a uno, hasta que solo quedaron Changbin, Jisung y Chan hablando de lo que pensaban hacer, y Hyunjin y Jeongin, ambos callados y con los ojos fijos en la mesa.
—Tengo que irme —dijo Changbin de repente—. Quedé con Felix.
Fue la primera vez que vio a Hyunjin sonreír en toda la tarde, y se le contagió a Jeongin. Parecía que se alegraba de verdad por él.
—¿Con Felix? —preguntó Chan.
—Es el chico que le gusta —dijo Jisung y luego se dirigió a Changbin—: No estáis saliendo todavía, ¿no?
—No... —respondió, algo avergonzado—. Dejadme en paz, me voy.
—¿Habla de Lix? —le preguntó Chan a Jeongin cuando Changbin se hubo marchado.
Jeongin solo asintió. Esa noche le explicaría todo con más detalles.
—Creo que voy a aprovechar y voy a ir a ver a Minho —dijo Chan tras guardar sus cosas—. No te importa, ¿verdad, Innie?
—No, no. Yo ahora me iré a casa.
Chan se despidió, pero antes de que abandonara el bar, se giró hacia Jisung.
—Me has dicho que vives cerca del parque. Mi amigo también vive por allí. ¿Quieres que te acompañe a casa?
Jisung se levantó a toda prisa con alegría.
—¡Claro!
Ahora a Jeongin sí le importaba.
Hyunjin y él siguieron mirando la mesa.
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Pianist [HyunIn]
FanfictionEl mejor momento del día para Jeongin era a las cinco de la tarde. Porque era la hora a la que Hyunjin tocaba el piano.