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—No sé qué no entiendes. Quiere que hagas algo mejor que llamarle «vaca bonita» —dijo Felix, apoyando la espalda en la pared y llevándose el bocadillo a la boca.

—¿Qué? ¿Por qué?

—Se está haciendo el duro.

—¿Por qué? —insistió.

—Porque le gustas.

Seungmin estuvo a punto de ahogarse con el bocadillo al escucharlo.

—¿Le gustas a Hyunjin? —preguntó.

—Claro que no —dijo Jeongin—. Solo hemos hablado dos veces. No le hagas caso.

Felix se terminó la botella de agua y se la tiró a Jeongin.

—Haz lo que te digo. Acércate a él. Deja de pensar que es imposible.

Jeongin se echó la mochila a la espalda, cogió la botella y tras ponerse de pie, se la lanzó.

—Me voy a casa.

—Aún no hemos terminado de merendar —se quejó Seungmin.

—Podéis merendar solos.

Los dejó allí, pero no porque estuviera enfadado o porque le hubieran molestado las palabras de Felix, sino porque estaban a punto de ser las cinco.

Cuando llegó a casa, la música ya estaba sonando, así que corrió a la ventana y se asomó con una sonrisa inconsciente dibujada en el rostro.

—¿Apreciando la música?

—¿Eh? Oh... Ah... ¿Sí?

Changbin asintió despacio, dejándole ver que no se lo creía.

—Pues sigue, sigue.

—Te voy a tirar la goma como no te calles. ¿Por qué no sigues haciendo lo que sea que estabas haciendo antes de...?

Todo se convirtió en silencio de repente, así que Jeongin miró hacia la ventana de Hyunjin y sus ojos chocaron con los del chico. Este le sostuvo la mirada durante unos segundos, hasta que finalmente se levantó y desapareció.

—¿Qué ha pasado? —preguntó Changbin.

—Me ha visto y se ha ido —respondió.

Changbin frunció el ceño sin comprender.

—Si él ya sabe que le observas como un acosador.

Jeongin se estiró para coger un bolígrafo y se lo tiró.

—Acabas de darme con tu estúpido bolígrafo en la cabeza.

—Me has llamado acosador, idiota.

Changbin sacó la mitad de su cuerpo para ver la ventana de Hyunjin, pero no lo consiguió.

—Algún día te matarás y yo no llamaré a la ambulancia. Ten más cuidado.

—No es normal que Hyunjin deje de ensayar, y más cuando acaba de empezar. ¿Ha visto que estábamos hablando y se ha ido? —Jeongin hizo un ruidito afirmativo y Changbin suspiró—. Voy a bajar a ver qué pasa.

Se marchó, pero Jeongin no se apartó de la ventana durante los primeros diez minutos. Después se sentó en el escritorio para acabar los deberes, pero no dejó de girarse. Los terminó media hora después, pero en la habitación de Changbin no había habido ni un solo movimiento. Estuvo dando vueltas de la cama al escritorio, del escritorio a la ventana y de la ventana a la cama de nuevo hasta que no pudo más.

¿Qué le ocurría a Hyunjin? ¿Por qué Changbin tardaba tanto en regresar?

Fue al cuarto de Chan, pero no estaba.

—¿Se puede saber dónde está todo el mundo? —exclamó.

Cogió el teléfono y buscó el número de Changbin.

Nadie respondió.

Pianist [HyunIn]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora