Capítulo 3.

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Sus ojos estaban tan abiertos luciendo horrorizado que antes de que pudiera decir algo él corrió directo a la puerta de mi casa y pronto el timbre se escucho por toda la casa

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Sus ojos estaban tan abiertos luciendo horrorizado que antes de que pudiera decir algo él corrió directo a la puerta de mi casa y pronto el timbre se escucho por toda la casa. 

Me coloque mi blusa y comencé a abrochar los botones, me coloque mi saco y antes de que mi madre abriera la puerta corrí a esta. 

—Mamá olvide decir que iría a casa de una amiga a hacer tarea —me apresure a decir—. Regresare en la tarde, te veo para la cena. 

Y antes de que mi madre dijera algo salí por la puerta topándome con el pecho de JiMin el cual mantenía la mandíbula apretada.  

Justo frente a mi casa se encontraba el auto del azabache pero extrañamente sus amigos no se encontraban en el auto. ¿Venía solo? 

— ¡¿Pero que mierda fue eso?! —preguntó horrorizado. Rápidamente lleve mis manos a su boca para que guardara silencio y tomándome la libertad, lo tome por el antebrazo y lo lleve a su auto. Este aún confundido me miro ceñudo ante mi acto. 

Me aleje de él y subí a su auto. Esté no tardo ni dos segundos en imitar mi acto antes de arrancar a toda velocidad. 

El silencio reino el auto. Mi respiración estaba acelerada y estaba sumamente preocupada. El supremo dice que los mundanos nunca entenderán nuestra metodología de enseñanza y eso incluía a JiMin ya que él era un mundano.    

Pronto el auto se detuvo en uno de los callejones de la zona y antes de que pudiera decir algo, JiMin me bombardeo con preguntas que no podía responder. 

— ¡¿Pero que mierda fue eso?! ¡¿Por qué coño tu madre te estaba azotando?! —bramó girándose para verme. Lo miré ceñuda, no era por nada, pero JiMin parecía estar preocupado o algo parecido. 

El azabache me miro en espera de una respuesta, y al ver el destello de advertencia en su mirada supuse que no podría mentirle y que él esperaba una respuesta coherente. Tomando una gran bocanada de aire, exhale antes de comenzar a hablar. 

El azabache aun me observaba como un depredador viendo a su presa. Su mandíbula estaba apretada, sus cejas estaban ceñudas y parecía estar tenso. La seriedad en su rostro era tan abrumadora que incluso me hice pequeña en mi lugar, el azabache suspiro irritado. 

— ¿Me lo dirás tú o tendré que averiguarlo por mi mismo? —preguntó con advertencia y hastió en sus palabras. Al escucharlo hablar comencé a negar rotundamente.    

—No eso sería inaceptable para el culto —flaquee, JiMin me miro con los ojos entrecerrados. 

—Continua. 

Solté un suspiro, no me quedaba de otra que tratar de contarle algunos detalles, quizá no le diría la verdad porque mi madre y yo éramos muy reservadas en el tema de la religión, pero JiMin nos había encontrado cometiendo un acto medieval, y si el iba a las autoridades ellos no lo entenderían y lo verían como un abuso a la moral y un abuso físico, prácticamente violencia domestica.  

PECADORES. | PJM | BTS | +18 LIBRO 1 ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora