Capítulo 9.

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Le di un mordisco a mi sándwich mientras observa la cafetería con detenimiento echando una vista panorámica

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Le di un mordisco a mi sándwich mientras observa la cafetería con detenimiento echando una vista panorámica.  

Todos los estudiantes estaban en sus respectivas mesas mientras que disfrutaban de sus almuerzos, algunos solo hablaban mientras que otros estudiaban o hacían los deberes como si les quedaran cinco minutos de vida para entregar el trabajo. 

Mientras le daba un sorbo a mi jugo de durazno. No pude evitar sentirme cómoda. Hoy por primera vez desde que me habían ingresado a este colegio privado, estaba comiendo con paz y tranquilidad en el comedor. Aunque me resultara imposible estaba pasando. Desde lo que había pasado los amigos de JiMin dejaron de molestarme, incluso cuando pasaba cerca de ellos ni siquiera me miraban cosa que agradecía eternamente. 

Pero para mi mala suerte, alguien sustituyo mi lugar. 

El chico nuevo del cual no recordaba su nombre, estaba sentado en la misma mesa que yo pero a unos cuantos asientos alejados. Mi mesa estaba junto a la ventana y nadie nunca se sentaba allí, por lo que aproveche para tomarla y el chico decidió acompañarme en silencio.

Este masticaba con lentitud el bocado de hamburguesa que había metido a su cabeza. Este era alto, delgado, de cabello negro azabache, ojos marrones oscuros y un lunar distintivo a un costado de su nariz cerca de su ojo. 

No pude evitar preguntarme el por que lo molestaba, él no era becado cosa por la que no tenían porque molestarlo. Pero los amigos de JiMin decidieron hacerlo por un pretexto un poco tonto. 

Ser raro. 

Ni siquiera sabía cual era la definición de raro para ellos, pero para mi. Él no era raro en lo absoluto. 

El pelinegro trago el bocado antes de comenzar a darle un sorbo a su jugo de durazno, igual que el mío. De pronto este se vio interrumpido al ser golpeado con un balón de baloncesto justo en la nuca, provocando que su cabeza se echara hacia adelante violentamente. Pronto las risas características de Hoseok y Taehyung no se hicieron esperar.  

— ¡Goooool! —dijeron al unísono Taehyung y Hoseok mientras celebraban chocando las cinco. 

—Es baloncesto, idiota —recordó Jungkook mientras volcaba los ojos. 

Pronto el gruido de bullis se acerco a la mesa tomando asiento. Taehyung paso sus manos por el chico del lunar, el cual trato de disimular la mueca en su rostro. 

—Young Mi —saludo Jungkook mientras se sentaba frente a mi y tomaba mi jugo de durazno antes de sorber de la pajilla, no pude evitar soltar una risa nerviosa. No volvería a tomar de esa pajilla, ya la había babeado—. Tiempo sin vernos. 

—En teoría, fue hace cuatro días —atiborro Hoseok mientras le arrebataba la hamburguesa al chico, dándole un gran mordisco.   

—Una eternidad —agregó Jungkook con una sonrisa torcida. 

PECADORES. | PJM | BTS | +18 LIBRO 1 ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora