Submissive

15

Las fiestas habían pasado sin mas inconvenientes, afortunadamente. Para año nuevo estuvimos en casa de los padres de Gaara y estuvo... bien. No hubieron golpes de por medio, solo algunos comentarios molestos de Kankuro que aún seguía rencoroso por lo que pasó el día de la graduación.

Gaara se mantuvo calmado durante la cena, sólo ignorandolo. Su madre y Temari parecían complacidas por eso pero a su padre no pareció importarle.

También me mostró el resto de la casa y por ende, su antigua habitación. No era tan simple como en su departamento, pero estaba demasiado organizada para ser de un adolescente.

Pero eso no era lo digno de recordar, sino lo que pasó en esa habitación.

-Está igual como la dejé -dijo pasando sus dedos por un mueble algo polvoriento.

- ¿Por que te sorprende?

-Mi padre siempre dijo que usaría mi habitación como su oficina en cuanto me fuera.

-Tal vez hay una razón para que la dejaran como está... tal vez esperan que vuelvas.

Se rió con burla.

-Ni en sueños. No podría hacer lo que me plazca -sonrió sutilmente y se acercó buscando besarme.

Mantuve una distancia sabiendo lo rápido que lograba que las cosas subieran de nivel, pero el parecía querer que eso pasara.

-Espera...-murmuré.

-Quiero hacerlo -llevó mi mano a su entrepierna, ya se podía sentir un bulto y habló en mi oído con voz ronca- no me dejaras así, ¿cierto?

Suspiré con pesadez, no podía resistirme cuando me hablaba así, mis hormonas comenzaban a reaccionar.

-Tus padres están abajo...

-Nadie vendrá, confía en mí.

-No lo sé, será mejor que volva-

Volvió a besarme y con sus manos en mi cintura me empujó hasta la cama. Sus manos siguieron subiendo hasta llegar a mis pechos, los masajeo y pellizco a las vez que besaba mi cuello.

-G-Gaara, si hacemos esto...

-Confía en mi -volvió a decir presionando su erección en mi entrepierna- nadie se dará cuenta.

Subió mi pierna a su hombro y lamió la palma de su mano. Con algo de vergüenza vi como esparcía su saliva por su miembro antes de invadir mi intimidad.

-Usualmente no estás así de húmeda -comentó con una sonrisa traviesa- ¿te excita que nos descubran?

- ¡N-No!

-Yo creo que si.

Me embistió con fuerza y aunque la incomodidad por la poca flexibilidad que tenía era molesta, estaba mas excitada que nunca. El vestido que traía había sido subido hasta la cintura y los tirantes caían por mis hombros dejando a la vista mis pechos. Siguió moviéndose con la frente perlada de sudor y mordiendo sus labios con fuerza.

-Más -pedí. Apoyé mi mano en su cadera y empujé queriendo que se acercara.

Dejó caer mi pierna de su hombro, se recostó sobre mi y volvió a besarme.

- ¿Que? No pude escucharte -se burló.

Corrí mi cara avergonzada.

-Y-Y sabes a lo que me refiero.

Sonrió y con sus manos a los lados de mi cabeza, alejó sus caderas y volvió a penetrarme hasta el límite. Tomé su muñeca con firmeza y apreté los dientes.