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Jugué con el lapicero entre mis dedos, esperaba a que Naruto completara el ejercicio de matemática, me había pedido que fueramos compañeros para hacer el trabajo que nos habían dado por la ausencia del profesor.

-Creo que hice algo mal -dijo el rubio revolviendo su cabello.

-S-Si, no te preocupes, es fácil confundirse con esto -respondí acercándome para explicarle.

-S-Si, no te preocupes, es fácil confundirse con esto -respondí acercándome para explicarle

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-El otro día fue divertido, ¿cierto? -preguntó dejando de lado los ejercicios.

-S-Si.

-Podríamos repetirlo, hay un nuevo local de repostería en el centro-

-Lo siento, p-pero tenía planes... Con mi hermana -mentí.

-Oh, no hay problema -volvimos a concentrarnos en los ejercicios.

Miré de reojo a Gaara, luego de un encuentro en el receso de almuerzo me advirtió que si no aparecía en la puerta de su departamento cuando finalizaran las clases lo que pasó en el patio se repetiría. Se volteó y conectamos miradas, fijé mi vista en mi cuaderno con mi corazón latiendo a mil.

Sonreí tímidamente a Naruto en cuanto la campana para salir se escuchó por los pasillos, guardé todo en mi bolso y esperé a que Gaara saliera del salón. Me sentía tonta por temerle, pero no podia evitarlo después de todo lo que hizo.

- ¡Hinata! -gritó Sakura cuando estaba a varios metros de la entrada del instituto, estaba acompañada de Ino.

-Ven con nosotras, es día de karaoke -dijo moviendo sus caderas con felicidad.

-Enserio me gustaría pero ya tenía planes-

- ¿Planes? ¿Con quien? -habló Ino con tristeza.

-Espera... ¿Tienes una cita?

- ¿Que? N-No, por qué piensan eso...

- ¡Te sonrojaste! -acusó Sakura apuntandome- si es una cita, es con Naruto, ¿cierto?

- ¡No!

- ¿Es otro chico? Esa es mi Hinata -exclamó Ino con una sonrisa- superando y avanzando, estoy orgullosa de ti.

- ¿Es de otra escuela?

-No la molestes, frentona. Ya nos vamos, suerte, Hinata -dijo, guiñandome un ojo.

Con un brazo entrelazado ambas chicas se alejaron, me quedé en medio de la acera sin entender aún que habia pasado, solo tomaron sus conclusiones sin escuchar lo que decía.

Miré la hora en mi celular, el ya debía estar en su casa. Desde el instituto se podía ver su edificio, caminé con prisa, no quería que se enojara por atrasarme. Golpeé dos veces la puerta y no tardó en aparecer, supuse que estaba cambiando su uniforme cuando llame a su puerta por la falta de su camisa, no pude evitar ver la V que se marcaba en su abdomen, perdiéndose bajo su pantalón.

SubmissiveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora