La cama estaba tibia y abracé mi almohada soltando un suspiro, no quería levantarme. Sentí un cosquilleo en mi oreja y reí sacudiendome.
–No, para —dije juguetonamente.
–Es hora de levantarse —susurró, mordiendo suavemente— es tu gran día.
Abrí mis ojos de inmediato y salté de la cama.
– ¡Lo olvidé!
–Tranquila, tranquila —de un tirón me devolvió a su lado— aún es temprano, Sra. Uzumaki.
Rodeé su cuello con mis brazos y lo besé. Llevó sus manos a mis glúteos y los apretó, sonriendo entre el beso y riendo como un niño travieso.
Mi esposo. Habían pasado años y aún no podía creerlo.
Era su esposa.
– ¿Quieres hacerlo antes de que empecemos el día?
Llevé mis manos bajo su camiseta como respuesta.
Fue un proceso largo el que tuve que pasar antes de siquiera considerar volver a tener una relación. Tuve que recuperar la confianza que había perdido esos años en un relación que me absorbió, superar el miedo y manejar mi ansiedad. Pero mas que nada, aceptar que no era amor, era dependencia.
Dependía de su atención, aunque fuera mínima, de su contacto, aunque fuera abusivo. De complacerlo, aunque me lastimara.
Una de las cosas que descubrí en terapia fue que comencé a usar el sexo como un herramienta.
Para mantener el control.
Para manipular.
Cada vez que tenía una discusión con Naruto, lo seducía para calmarlo. Solía funcionar con Gaara, porque con el todo era sexual, no existía la comunicación.
Naruto era diferente.
– ¿Quieres ducharte conmigo? —preguntó.
–Me encantaria —respondí haciendo un puchero— pero nos atrasaremos.
–Está bien. ¿Quien despertará a los niños?
Alcé mi mano formando un puño. Jugamos piedra, papel o tijera y gané.
– ¡Mierda! —exclamó, estirándose. Me dio una nalgada y salió de la habitación.
Incluso con el agua corriendo, sentía los gritos de Naruto peleando con su primogénito.
Preparé el desayuno mientras era el turno de Naruto de tomar una ducha.
– ¡Hoy es el gran día de mamá, asi que no la hagan enfadar! Boruto —dijo, apuntando amenazador— te advierto.
El chico hizo un mohín y continuó con su desayuno.
Era exactamente igual que su padre, y lo amaba por eso. Mi pequeño revoltoso.
–Mamá, ¿podemos ir? —Himawari sonrió para tratar de convencerme, a su sonrisa le faltaban un par de dientes, este año varios de sus dientes de leche habían caído.
Mi dulce Himawari, mi pequeño ángel.
–Yo los llevaré luego de la escuela —habló Naruto, ambos niños se quejaron.
–Las búsquedas por la desaparición de Matsuri han continuado por treinta días seguidos, las autoridades...—bajé el volumen de la televisión y continúe desayunando.
Besé a Naruto en los labios y me despedí de mis hijos.
Estaba tan nerviosa. Esta exposición podría ser una de las más importantes de mi vida, gente de todos lados vendría a ver mis cuadros.
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Submissive
FanfictionPara los demás, el es un chico tranquilo con un pasado lleno de violencia que ha dejado atrás para avanzar. Eso es una gran mentira. ¿Se puede amar aquello que te destruye? [ Contenido sensible ] Gaara/Hinata/Naruto