Capítulo 12

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"Libros, cultura y un muy candente tablero de ajedrez"

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No es necesaria su lectura

Will

Mi cabello rojo se me pega en la frente, duele mucho, sin embargo, me gusta, seré un masoquista hasta la muerte.

—Ten cuidado...— le pido al chico musculoso que me sujeta un hombro— Nunca lo había hecho.

Duele como la mierda, pero siempre he querido tatuarme. Después de que el doctor dijera que Steve estaría bien, Marco se fue a donde no me gusta que vaya, Adam estaba cansado así que se fue al pozo, Roy se quedó a dormir en el hospital acompañando a Steve y yo vine a tatuarme.

Mi primer tatuaje debe ser especial, escogí unas golondrinas que simbolizan libertad, me gustaron cuando las vi, creo que representan lo que gané después de esconderme por 14 años.

Fue difícil, dolió mucho la mirada de mi papá cuando le grité que era gay y estaba orgulloso. Dijo que era un demonio y que si no quería cambiar debía irme, le rogué que me quisiera, que no tenía que aceptarme, que no llevaría a mis novios a casa, que jamás me vería besar a un hombre, pero no le importó, me tiró a la calle diciendo que no tendría un maricón de hijo.

Mi madre intentó defenderme, pero mi padre era asquerosamente machista y religioso, no la dejó hablar y la golpeó cuando se interpuso entre su puño y mi cara.

Roy me conocía y era de los pocos que sabía de mi orientación, me acogió hasta que tuve edad de unirme a los Beasts y vivir en El Pozo.

Tengo 19 años, debería ir en la universidad, pero perdí dos años producto de mis padres que no pagaron mi escuela y el dinero que generaba en el taller no era suficiente, luego entré a la escuela pública por tres años, pero siempre quise algo mejor así que aprecio haber ganado la beca.

El musculoso termina con el tatuaje y me pasa un espejo para que observe mi espalda.

— Te quedó increíble, hermano— le sonrió al tipo que lleva mí mismo apellido y sangre.

— Todo por la familia, además te lo debía.

— ¿Cómo están papá y mamá?— no puedo evitar preguntar.

— Los viejos están bien, papá está como siempre de mal humor y mamá siempre está cocinando.

— Envíales saludos— los extraño mucho pero no me dejan entrar a casa cuando intento verlos.

— Lo haré, pero sabes su respuesta cuando lo hago— murmura triste mientras limpia los implementos para guardarlos.

Duele pensar en que probablemente la respuesta de mis padres a mi saludo sea; "Ese maricon no es mi hijo" "Dile que deje de usar faldas" "No recuerdo tener una hija" o el peor de todos "Dile que sea normal"

A mis 19 años aún busco el significado de la palabra normal.

Es mi hermano 3 años mayor, Bill se fue de casa dos años después que yo, cuando les dijo que su sueño era ser tatuador profesional, papá no lo echó de casa, se fue por voluntad propia, de hecho, mis padres le rogaron para que no se fuera, al parecer hacer tatuajes es menos pecaminoso que ser homosexual.

Él me ayudó a retomar mis estudios cuando pudo trabajar en lo que es ahora, me ha dado mucho apoyo en todos los sentidos.

Me da las indicaciones para que mi tatuaje se sane correctamente y le doy un último abrazo antes de salir, tengo que estudiar para el examen de historia mañana, el apuesto profesor me dejó tener horas extras de la asignatura para darme más crédito a la hora de buscar universidad.

Dynamite (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora