Capítulo 13

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"Desesperadamente mal de la cabeza, el corazón y de ahí abajo..."

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Tres días después

Isabella

Viernes, sábado y domingo pasaron y sin darme cuenta me estaba convirtiendo en un mueble más.

No salí, no vi a mis amigas, no fui de compras, no hice posteos,
aun que tuviera el teléfono que me dio Marco no podía dar señales de vida, mis padres lo notarían, por su trabajo manejan las redes sociales al derecho y al revés. Por lo menos no tuve que evitar a Davis ya que el viernes no fue a clase.

«No, no lo extrañaste, ni siquiera te diste cuenta de su ausencia»

Me repito a cada segundo, no tengo porque perder el tiempo echándole de menos, no es nada para mí.

Finalmente me levanto de la cama para ir a la escuela, me meto a la ducha y dejo que el agua me aclare los pensamientos, me cepillo los dientes y me meto en un lindo vestido blanco con sandalias de tacón rosas.

Tomo mi ansiolítico que el viernes olvidé tomar, lo que provocó tener una pesadilla casi igual a las que tuve los primeros meses solo esta vez tuvo un cierto cambio; en vez de estar en un laberinto, estaba al lado de un edificio, la figura que irradiaba paz me obligaba a mirarlo mientras otra que daba miedo, jamás había tenido tanto miedo de alguien, hacía que el edificio se cayera a pedazos, mientras el tercer sujeto me tomaba como siempre del cuello y me llevaba con él.

Fue muy diferente a los que acostumbro, ahora no había solo una figura, sino tres.

La primera; me da paz.

La segunda; la que me da miedo.

Y la tercera; de la que me escondo.

Salgo a tomar desayuno, pero una empleada me avisa que mi papá me quiere en su oficina.

Eso significa que volvieron, el fin de semana mamá tuvo un desfile corto en París y papá la acompañó, yo me quedé por el castigo, estuve sola con Nani, Charlie y Evan todo un fin de semana, el imbécil de Marco no me dejó tranquila, estuve pensando en él 24/7, fue horrible, lo odio tanto, pero por alguna extraña razón no puedo sacarlo de mi cabeza.

Cambio mi dirección encontrándome a Evan de frente vestido con traje como todo un guardaespaldas.

— ¿Hoy serás mi niñero?— lo molesto a modo de saludo.

El viernes tampoco fue detrás de mí y lo agradezco ya que no me porté muy bien...

— Así es, linda... — sonríe y mira su reloj— Partimos en media hora...

Se va y continúo con mi camino pero cuando estoy a punto de entrar a la oficina de mi padre escucho una peculiar canción que varias veces he visto a mis padres bailar.

Doy vuelta la manilla despacio y efectivamente, mis padres bailan la movida canción latina que siempre los caracterizó, mi papá tiene la mano en su cintura pero veo que la comienza a bajar...

Cierro despacio y hago caer un jarrón del pasillo que solo cuesta 500 dólares para que sepan de mi presencia.

«Razones la tocar la puerta como una persona normal: 0»

«Razones para votar un barato jarrón como una loca: Infinitas»

— Esa fue mi pequeña— dice mi papá abriendo la puerta.

— Se desmayó— señalo el jarrón hecho pedazos— Lamento interrumpir pero la empleada me dijo que me llamaste.

Asiente sonriendo, me deja pasar y tomo asiento frente a él.

Dynamite (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora