Epílogo

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Lunes, 31 de enero del 2022

Abro los ojos adolorido a más no poder.

Trato de ubicarme para saber dónde estoy porque claramente no había estado aquí jamás.

Parece una casa con mucha luz y claridad.

Lo odio.

Hay un gran ventanal de lo que parece ser una cabaña moderna, en el exterior de distingue un paisaje verde y un molino de harina.

Estoy en exactamente donde debería estar

Tengo vendas en las manos y en el estómago, también en la cabeza.

Mi pie enyesado sobre sale de la cama en donde estoy recostado.

Me duelen mucho las heridas que tengo.

Pero hay un punto bueno.

Estoy vivo.

Significa que...

La puerta de la habitación se abre dejando entrar a la persona que quería ver.

Entra con una bandeja llena con utensilios para curarme, es su talento.

Sanar las almas rotas.

Pero también corromperlas.

Su actuación hasta ahora ha sido la mejor que he visto en mi vida. Tiene talento.

Creo que por eso mi duro y muerto corazón late cada vez que pienso en ella.

Lleva un vestido rojo corto que la hace lucir incluso más hermosa de lo que ya es, la he visto llorar, conozco su historia y ella la mía, sé perfectamente en lo que nuestra relación se convirtió... Y estoy feliz con eso.

Mi hijo entra a la habitación detrás de ella, la verdad me habría gustado dejarlo en Miami, pero lamentablemente tengo planes con él...

Los niños son manipulables y puedo entrenarlo para que trabaje para mí.

Ella deja la bandeja a los pies de la cama y se acerca para sentarse a mi lado muy cerca.

Este tipo de cercanía se está volviendo placenteramente regular entre nosotros.

Me ha demostrado su fidelidad miles de veces, como cuando le ordenó a Agatha Green que grabara los videos que se divulgarían en el baile de Boreal...

O como cuando drogó a Marco para que lastimara a Isabella...

O como cuando grabó a Tiago e Isabella hablando en el auto y lo publicó...

Su mano acaricia mi rostro y entreabre los labios para hablar.

— Bruno...— pronuncia mi nombre con su seductora voz.

— Dalia...— la nombro mirándola directamente a sus ojos color arena.

Traga saliva contenta y sonríe.

— Estoy vivo...— comento para que me diga lo que quiero oír.

Asiente y amplia la sonrisa.

— Todo salió a la perfección y exactamente como lo planeamos...

Sonreímos juntos y me enderezo para besarla locamente.

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FIN

Dynamite (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora