Capítulo 34 Estoy confundida

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No sucedió nada relevante por la mañana en la escuela, pero llegada la tarde de regreso a casa acompañados por Esteban, por un motivo que no nos quiso decir, la señorita Keyra ya se encontraba allí.

—¿Puede ser ahora?

—Está bien —respondió mi madre y la observé extrañada.

Todos estuvimos en cierto nivel molestos con mamá por ocultarnos información, sin embargo, la mayoría ya la habíamos perdonado por ello.

La señorita Keyra, por otro lado, aún no lo había hecho, ella era quien estaba más molesta, porque había tenido que buscar a personas que no le agradaban mucho para obtener esa información y propuso un trato para perdonarla.

Todos salimos al bosque llegando a una zona espaciosa con pocos árboles, aunque mamá y la señorita Keyra llegaron un poco después a nosotros.

—Es tu último momento de declinar ¿estás segura de esto?

—¡Vamos! ¿crees que no lo he notado? Siempre te limitas cuando peleamos por eso también lo hago, quiero un combate de verdad —se preparó posicionándose a una distancia considerable de ella.

—Bueno, si así lo deseas —mamá se preparó y en cuanto papá dio la señal, desde una distancia segura, corrieron una hacia la otra.

Sebastian, Henry, papá y yo observamos de lejos, Esteban preguntaba a cada momento lo que pasaba y era muy difícil seguir el paso de los hechos en palabras, pero trataba de que me entendiera.

—¿Quién creen que gane? —lanzó la pregunta que ninguno se atrevía a responder.

—¿Papá? —voltee a verlo esperando su respuesta y recibí una mirada llena de pánico muy divertida en él.

—Tendrán que verlo por ustedes mismos ¿Henry?

—No podría decirlo en voz alta ¿Sebastian?

—Aaah... a mí... no me queda claro —evitaba ver el combate por lo que se había planteado de aprender de nuestros estilos de pelea —¿Elizabeth?

—Solo queda ver, solo ver, ciertamente está muy parejo ¿Tú que piensas Esteban?

—Pues creo que ya puedo declarar una ganadora, pero no lo diré aún, el suspenso es esencial —sonrió recostándose en el tronco del árbol en cuyas ramas estábamos sentados observando.

El nivel era bastante parejo, o al menos eso se notaba hasta el momento. La señorita Keyra era una de las diamante más fuertes hasta el momento al igual que mi madre cuyo tiempo en ese estado era mayor.

Observé su pelea con atención, en un punto la señorita Keyra sujetaba a mamá contra el suelo sin poder moverse, en eso sentí la llegada de un diamante que apareció frente a nosotros luciendo un atuendo elegante y a la vez casual.

—Oliver —reconoció mi padre al hombre de cabello castaño y lentillas marrones —¿En qué podemos ayudarte?

Bajamos para estar a su altura.

—Lo lamento David, él no quiere que sepan quien será la ganadora.

Sabía a quien se refería, el líder de los Edevane sin duda no permitiría que la reputación de la señorita Keyra se redujera si era mi madre quien ganaba, al menos no con detalles, y nos entregó unos audífonos que anulaban el sonido, vendas en los ojos a papá, Sebastian, Henry y a mí que resignados nos las pusimos siendo su rostro sereno lo último que vimos.

Pasados algunos minutos, creo, nos quitó las vendas y luego de agradecer que entendiéramos se fue con velocidad despidiéndose de los adultos viendo a la señorita Keyra y mi madre  acercarse.

Juntos Bajo El Mismo CieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora