Ambos continuaron con intenciones de pelear y Henry más aún tratando de esquivarme, pero yo siempre había sido más rápida que él.
—No me obligues —le advertí con una fija mirada, pero aun así continuó.
Quiso pasar por debajo de mi brazo, pero antes de que lo hiciera me agaché y golpee sus piernas para desestabilizarlo, en cuanto cayó al piso coloqué mis manos sobre su cabeza y se desmayó.
Mis padres aparecieron justo en ese momento.
—¡¿Por qué se escondieron?! —les pregunté exaltada aún en el piso.
—Tu madre quería observar tu control de la situación —respondió mi padre con la mayor tranquilidad del mundo acercándose para levantar a Henry.
—Me obligó a hacerlo —dije tomando su hombro para levantarlo.
—Descuida, despertará mañana, no fue tan fuerte como otras veces —habló mi madre tomando a Henry en mi lugar pidiéndole a mi padre que lo soltara para sostenerlo mejor.
—¿Lo tienes?
—Sí, lo llevaré arriba —dijo señalando las escaleras —Encárgate de él, necesita tu ayuda —agregó mirando al jade.
Volteé y tenía razón, su mirada continuaba llena de ira con los ojos aún muy brillantes.
—Sebastian —lo llamé sin oír respuesta —Sebastian, tranquilo —repetí parándome delante de él y sus ojos volvieron al color habitual en ese momento.
—¿Qué... pasó? —preguntó confundido mirando como se llevaban a Henry inconsciente.
—Tengo que hablar contigo —indiqué mirándolo a los ojos.
Recogí las fotos y juntos subimos al tejado de la casa, ya era de noche así que se podían ver muy bien las brillantes estrellas en el cielo despejado.
—Entonces... ¿quién es él? ¿hay alguna... historia? —preguntó levemente interesado.
—De hecho sí —confirmé y empecé a contarla.
Mi madre fue la segunda persona que transformó mi abuelo al encontrarla agonizando luego de una caída del carro que la transportaba, y junto a mi abuela como jefes del mundo vampiro la nombraron su sucesora por su gran destreza y habilidades luego de ser mordida.
Tiempo después, los altos mandos se enteraron de su relación con mi padre, un humano que conoció durante un viaje y le quitaron ese título otorgándoselo a mi tía Edith, por ya no ser la siguiente sucesora le permitieron irse, pero cuando yo nací aún era muy nuevo la aparición de los zafiro y por ende también los jade corriendo mucho peligro.
Mis abuelos nos permitieron quedarnos para mantenerme a salvo a excepción de mi padre porque no sería buena idea tener a un humano en un castillo lleno de vampiros. Excepción que se levantó al ser transformado en ámbar.
Pasé toda mi infancia allí y aunque era divertido, tambien se sentía un poco solitario ya que era la única niña rodeada de muchos diamante adultos. Me paseaba por los jardínes que nadie recorría, los extensos pasillos, la gran biblioteca, en la cocina disfrutaba de deliciosa comida humana que mi madre se había vuelto experta en preparar y jugaba en los muchos salones.
Fue cuando tenía 6 años que una noche un ruido fuera de mi habitación me despertó, mi madre y los demás habían ido a una expedición en busca de más zafiro y los que se quedaron no salían de sus habitaciones por lo que me pareció sospechoso.
Salí de mi cuarto con una pequeña vela que tenía en mi mesita y caminé por los pasillos hasta que detenerme en una puerta color caoba con fuertes texturas, me sorprendió que estuviera entre abierta y me acerqué lentamente a investigar, pero antes de que mi mano tocara la perilla alguien tomó la parte trasera de mi vestido y me jaló hacia atrás, tomó mi mano rápidamente y me llevó corriendo hasta que estuvimos a cierta distancia.
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Juntos Bajo El Mismo Cielo
VampirEl mundo vampiro se ha vuelto un lugar terrible debido a la insistencia de los jade, una de las nuevas clases, de eliminar a los poco numerozos zafiro. En medio de esta batalla una zafiro quien esperaba ansiosa llegar a la edad para conocer a los hu...