En cadena

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_____'s POV

La música retumba incluso a metros de la carpa. Los jóvenes deambulan de un lugar a otro, tambaleándose y riendo. El suelo está pegajoso por sustancias que prefiero no conocer. Puedo escuchar a gente revolcándose en los baños y vomitando tras los arbustos. El olor pestilente que los envuelve me hace soñar con no tener nariz. Lo cierto es que nunca he ido a un festival, pero me imagino que no será muy diferente a esto.

- Recuérdame qué hago aquí.
- Acompañarme - contesto, con la mirada fija en la marabunta del fondo.
- ¿Y qué haces tú aquí?
- Acompañar a mi hermano.
- Ah genial, vamos en cadena - Law vuelve a quejarse, pese a que no se ha movido de mi lado-. ¿Debería haber traído a mi hermana entonces?
- ¿Habría mejorado la situación? - Cuestiono, tras recibir un golpe por parte de un borracho. Ni siquiera se disculpa.
- Ni por asomo - contesta, pegándose a mi brazo-. Ella nunca estuvo interesada en estas cosas. Ni yo lo estaba.
- Yo menos - aseguro-. ¿Ves a Caleb?
- No.

Por unos instantes, compartimos miradas. Ninguno de los dos quiere estar aquí. Si durante la universidad no íbamos de fiesta, ¿por qué hacerlo ahora? Y sobre todo, ¿para qué hemos venido si al que tenemos que escoltar no está?

- ¿No se suponía que tu hermano estaba nervioso? ¿A dónde carajo ha ido?
- Ni idea - Está más borde de lo normal-. ¿Si fueras un adolescente, qué harías?
- Estamos en este problema porque ni tú ni yo fuimos adolescentes normales.
- Ya...

Razón no le falta: destacamos entre la multitud. No sólo por la ropa, nada adecuada para la ocasión. Tampoco por nuestra edad, obviamente superior a la de un universitario. Sino porque estamos parados en mitad del enjambre, tiesos como postes de luz y llamando más la atención que una farola encendida en mitad de la nada.

- Conociéndolo no se habrá ido así como así - afirmo, recordando el pánico que sufre ante las multitudes-. Es la primera vez que pisa la politécnica.
- Así que debe haber visto algo conocido... - murmura con la vista fija en la turba-. Oh, bingo.

Y sin más, camina hacia la carpa. Lo sigo de cerca, y aunque nunca he sido pequeña, por primera vez me siento así. Su enorme espalda me impide ver más allá. Y hay tanta gente que no puedo dar dos pasos sin tropezarme con algo. El agobio me recuerda porqué nunca puse un pie en este lugar fuera del horario lectivo.

- ¡Torao!

El inmediato placaje no sólo provoca que el moreno se tambaleé, sino que yo me destroce la nariz contra su columna.

- Luffy, hazme el favor de dejar de saltarme encima - se queja, tirando de la camiseta del más bajo, que se niega a soltar la cintura de Law.
- ¡Ya no vienes a verme! - Se queja.
- Tengo trabajo que hacer, maldito enano - mientras se excusa, logra separarse y dar unos pasos atrás.

Nuestros ojos coinciden mientras yo me sobo la nariz, aún hormigueando por el golpe.

- ¿Te has hecho daño? - Pregunta Law, agachándose para quedar a mi altura.
- Estoy bien - aseguro-. Te estábamos buscando - hablo con la figura unos metros más atrás.
- Lo siento, vi a Luffy y cuando quise darme cuenta ya os había perdido.

Mi hermano observa la escena desde cierta distancia. Y por su expresión, no está demasiado contento.

- ¡Hola! ¡Yo soy Luffy! - La estridente voz del chico hace que me piten los oídos. Pero me asusta más su repentina cercanía. ¿Lo suyo es hiperactividad o simple desconocimiento sobre lo que significa el espacio personal?
- ______ - pese a mi escueta respuesta, él parece extremadamente feliz.
- ¡Caleb me ha hablado mucho de ti! ¡Seamos amigos!

Vale, puede que "atolondrado" se quede corto. Estúpidamente directo sería el término adecuado.

- ¿Estáis solos? - Interviene Trafalgar.
- ¡Qué va! ¡El resto está dentro! - Luffy empieza a caminar hacia la entrada de lona blanca-. ¡Venid!

Law no duda en seguirlo. No obstante yo espero hasta que mi hermano reanuda la marcha para colocarme a su lado.

- ¿Todo bien?
- Sí bueno, estoy algo incómodo - comenta con los ojos clavados en la espalda de mi amigo.

Lo observo cuidadosamente y le palmeo la espalda. La primera vez que experimentas celos no es fácil.

En el interior de la campaña, el olor a humano se hace aún más fuerte. Y despegar los pies del suelo se vuelve casi imposible. Aún así, la gente baila de forma violenta y vigorosa. La música retumba en lo más profundo de mi ser, haciéndome vibrar de pies a cabeza. Una sensación que me resulta familiar.

- ¡Robin! - Cuando Luffy grita, una chica alta y de cabello negro se gira.
- Luffy, ¿de dónde has sacado a Torao?
- ¡Estaba fuera! ¡Y mira! - Continúa, tirando de mi brazo y obligándome a saltar los pies de los presentes-. ¡He hecho una nueva amiga!

Los orbes azules de la joven me escrutan. Repito, nunca me he considerado pequeña. Pero ante esta mujer me siento diminuta. ¡Me saca una cabeza!

- Encantada, soy Nico Robin - se prensenta con una gran sonrisa en los labios.
- _____.
- Oh. La hermana de Caleb, ¿verdad? - Afirma más que otra cosa-. Es un gran chico.
- Lo es.

No sé cuánto ha podido conocerlo en la media hora que llevaba perdido, pero no se equivoca. Lo raro es que lo diga el mismo día que se han presentado.

- ¡¿Dónde están los demás?! - Protesta el del extraño sombrero de paja.

Ella simplemente señala a la pista. Entre el barullo consigo distinguir una larga melena pelirroja, rodeada de varias figuras masculinas. Una de ellas coronada por una llamativa cabellera verde.

Oh mierda.

Oil (Zoro y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora