Nuevos inicios

3.2K 227 9
                                    

____'s POV

Atravieso el salón, revisando una vez más que no me dejo nada. Ciertamente, está todo hecho un desastre, así que poco voy a poder ver. Pero bueno, no pierdo nada por intentarlo. Suspiro y trato de no pensarlo mucho, ya tendré tiempo de ordenar cuando vuelva a casa. Con eso en mente, me acerco a la mesa de la cocina, donde está mi chaqueta y la mochila. Me ato la prenda a la cintura y me cuelgo la bolsa, mientras saco los auriculares del bolsillo.

Voy desenredando el cable al tiempo que camino hacia la puerta y alargo la mano hacia la manija, pero justo cuando estoy por salir, me suena el móvil. Suspiro y miro la pantalla: de esta no puedo librarme. Descuelgo y me acerco el teléfono a la oreja.

- Hola Alba - saludo a mi hermana.

- Vaya manera de saludar - se queja al otro lado de la línea-. ¿Por qué ese tono de resignación?

- Sólo me has pillado a punto de salir, eso es todo - explico, pasando a sujetar el aparato con el hombro y así continuar con la tarea de desenredar mis cascos.

- ¿A estas horas? - No me hace falta verla para saber que, por el tono que ha utilizado, está mirando su reloj de pulsera con cara de madre juzgadora-. ¿No entras a trabajar a las cuatro y media?

- Sí - contesto sabiendo por dónde van los tiros.

- Eres una paranoica - suelta como si nada-. Son apenas las tres y treinta y cinco.

- Soy responsable, que es diferente - rebato-. Además, ¿me llamas paranoica tú? Que me has llamado nada más llegar a casa del trabajo.

- Es normal que me preocupe por mi hermana pequeña, más teniendo en cuenta el empleo del que acabas de salir.

- Ya hemos hablado de esto, necesitaba el dinero - digo cansada; aparecía el monotema.

- Podrías habérmelo pedido a mí. Incluso al inútil de Kai - argumenta-. Te habríamos ayudado entre los dos. Así no tendrías que haberte dedicado a hacer pa-

- Ey ey, frena - la corto en seco, volviendo a coger el móvil con la mano. Ahora mismo hasta el insulto a nuestro padre me parece leve-. ¿Qué pasa si te escucha Caleb? ¿Es que no piensas?

- Ah... Relájate - dice tras suspirar-. Se ha quedado en los estudios del conservatorio. Me ha dicho que quería ensayar algo.

- Madre mía... - susurro pellizcándome la nariz-. ¿Se está adaptando bien?

- Perfectamente. Bueno, ya sabes cómo es. Va todo lo bien que puede ir siendo Caleb.

Al escuchar eso no puedo evitar soltar una carcajada seca. Teniendo en cuenta su personalidad, lo sorprendente es que no haya escuchado ninguna queja por su parte.

- Me preocupas más tú - asegura-. ¿Cómo llevas la mudanza? ¿Ya lo has colocado todo?

- Eh... - en ese momento dirijo la vista hacia el interior de la casa, hasta arriba de cajas aún sin abrir-. Más o menos.

- Aún no has colocado ni la mitad de las cosas, ¿a que no? - Cuestiona divertida.

- Llevo aquí dos días, dame un respiro - me quejo.

- Más te vale tenerlo todo arreglado para el sábado, porque pienso ir a verte con Caleb - usa un tono amenazante, pero sé de sobra que lo está haciendo para meterse conmigo.

- Oye oye, el sábado trabajo - advierto con cansancio.

- Pues entonces iremos el domingo - sentencia.

- Está bien - contesto separándome el móvil de la oreja para mirar la hora: menos diez. Se me está haciendo tarde-. Oye, tengo que dejarte. Quiero llegar pronto para ver el dojo.

- Oki doki - responde alegre.

- Hablamos, ciao.

- ¡Oye!

Al escucharla vuelvo a acercarme el teléfono a la oreja.

- Suerte.

Su tono dulce y amable me saca una sonrisa. Esta mujer puede fallar en muchas cosas, pero es una gran hermana. Finalmente nos despedimos y cuelgo. Me quedo unos instantes inmóvil, perdida en mis pensamientos. Para mí, haber vuelto a la ciudad, vivir por mi cuenta y haber conseguido este trabajo significa mucho. Al fin he conseguido darle al start.

Oil (Zoro y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora