Similitudes

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______'s POV

El silencio reina en el local. Hace varios minutos que el reloj marcó las diez, pero yo sigo aquí, pegada a la pantalla del ordenador.

Ha sido una tarde frenética. Casi no he tenido espacio entre cliente y cliente y, como consecuencia, tengo una decena de informes que actualizar. Con cansancio, me echo hacia atrás en la silla y me froto los ojos. Me escuecen. Quizá por el aire acondicionado, quizá por estar tanto tiempo entre desinfectantes y productos de limpieza. La verdad es que no tengo idea, pero tampoco me interesa demasiado: sólo quiero irme a casa y dormir.

Pero mi motivación se rompe con el tono del teléfono.

- Hola Caleb - digo, pegándome el móvil a la oreja.

- Buenas - contesta él-. ¿Querías hablar conmigo para algo?

- Quería ver si quedábamos para tomar algo - digo-. Pero me han pedido cambiar el turno. Así que aún estoy en el trabajo.

- ¿A estas horas? - Pregunta-. ¿No se supone que acababas hace media hora?

- Estoy con el papeleo - digo, antes de que el silencio reine en la línea.

- Es por lo de Alba, ¿verdad? - Su voz suena apesumbrada. 

- Sí bueno, ese era uno de los temas que quería tratar - admito, con relativo cansancio.

- No iba a pegarle - musita.

- Lo sé.

- No sé qué me pasa - dice-. Últimamente tengo los nervios a flor de piel. Cualquier cosa me molesta.

- Bueno, nadie dijo que estudiar no fuese estresante - concedo.

- No son los estudios los que me estresan. Es Alba.

- ¿Por qué?

- Porque siempre está mirándome por encima del hombro - espeta-. Como si todo lo que hiciese estuviera mal. ¿Estudiar dirección? Mal, inservible. ¿Esforzarme por sacar buenas notas? Llegas tarde a casa. ¿No hablo con ella? No me expreso. ¿Lo hago? Me hablas mal - enumera, alzando el tono cada vez más-. Estoy harto. Que no esté estudiado algo tradicional no me hace un inútil.

- No, no lo hace.

Una vez más, el silencio llena la distancia entre nosotros.

- ¿Sabes por qué Alba trabaja como secretaria pese a no haber estudiado para ello? - Pregunto, subiendo las piernas al sillón.

- Porque no soporta estar en casa - contesta.

- En parte tienes razón - admito-. Pero también es porque quiere ayudar.

- ¿Ayudar?

- El tratamiento de mamá no es barato - contesto-. Mantener tres niños, tampoco. Y el trabajo de papá tampoco es que aporte mucho por desgracia.

- Papá hace lo que puede - replica.

- Lo hace - digo-. Pero hay veces que no es suficiente.

- Tampoco es culpa mía que no le guste su trabajo - murmura, tras unos segundos callado.

- Que te trate así no tiene nada que ver con su trabajo - aseguro, pese a que sé de sobra que todo lo que ha dicho no es más que su interpretación-. ¿Recuerdas algo de cuando Alba vivía en casa?

- Siempre estaba gritando - comenta-. Y no era raro que llamasen a mamá para que fuese a hablar con los profesores. Más de una vez tuvimos que ir a recogerla a comisaría.

- Bien, ahora dime. ¿Qué similitudes ves?

- ¡Yo no me he peleado con nadie!

- Con ella sí.

- ¡Pero no le he pegado! - Exclama-. ¡¿Crees que estoy loco?! ¡Con que me dé un puñetazo acabo en el hospital!

- ¿De verdad piensas que ella sería capaz de devolverte el golpe?

- ...No.

- ¿Y tú? - Pregunto-. ¿Serías capaz de dárselo?

Caleb guarda silencio durante unos instantes, rumiando la respuesta.

- No lo sé - admite-. Pero seguramente no, es mi hermana.

- Ahí le has dado - digo, sonriendo levemente-. Es tu hermana. Nuestra hermana - recalco-. Nos quiere con locura, pese a que se exprese con tantas dificultades. Aunque bueno, creo que es más bien contigo.

- ¿Conmigo?

- Los iguales chocan.

- No nos parecemos en nada - replica, indignado.

- ¿No?

- Bueno, puede que un poco - acepta.

- Pues precisamente por eso está tan encima de ti - digo, cerrando los ojos. Tengo mucho sueño-. Tiene miedo de que cometas sus mismos errores.

- Quizá tengas razón - concede-. Después de todo no me ha gritado ni una vez desde que vivo con ella.

- Bueno, eso es un paso - aseguro-. De pequeña hasta me despertaba a gritos.

- A ti y a toda la casa - dice, riendo-. Bueno, te dejo terminar. A ver cuándo salimos a tomar algo todos.

- Claro, eso estaría bien - contesto.

- Hablamos.

- Bye bye.

El tono de final de llamada consigue sacarme un gran suspiro. Estoy muerta.

Me enderezo con el crujido de la silla y miro una vez más el monitor: me quedan tres informes. Y ya es hora de los vaya acabando. 

A desgana, coloco los dedos sobre el teclado. Pero entonces, otro sonido consigue distraerme.

Oil (Zoro y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora