Pansotti

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____'s POV

El ruido de los cubiertos y copas entrechocando suena de fondo. Las conversaciones animadas de múltiples parejas y familias llenan el aire. Y sin embargo, aquí estamos nosotros. Observo al hombre frente a mí, que guarda silencio mientras mira la carta con detenimiento. Su gesto deja claro que está viviendo un auténtico dilema. 

- Buenas noches, ¿qué desean beber? - Pregunta con cortesía el camarero.

- Yo quiero agua, por favor - contesto con simplicidad.

- Yo una copa de rosado - responde con desinterés, aún con la nariz hundida en el menú.

- Un rosado y agua... - musita-. ¿El agua la quieren grande?

Dirijo mi atención a Trafalgar, que sigue concentrado en su encrucijada por elegir qué cenar. Hemos venido en coche, así que no es buena idea que beba demasiado.

- Sí, por favor.

- ¿Fría o del tiempo? - Cuestiona aún apuntando la comanda. En ese momento Law alza la cabeza, dispuesto a responder.

- Fría - me apresuro a decir.

- Entendido - afirma con una sonrisa-. Enseguida se lo traigo.

El joven se retira a paso rápido, mientras lo reclaman desde otra mesa. De alguna manera, parece disfrutar su trabajo, pese a que el local está tan lleno que ni siquiera dan a basto.

- ¿No crees que hace un poco de fresco ya como para beber agua fría, _____-ya? 

- No bebo agua del tiempo - contesto-. El agua fría no sabe a nada. Pero el agua a temperatura ambiente sí.

- Eres la primera persona a la que escucho quejarse de que el agua tiene sabor - dice esas palabras con cierta sorna, acompañada por una sonrisa ladina.

- Supongo que tengo un paladar sensible - digo, quitándole importancia al asunto-. ¿Has decidido ya qué quieres?

En ese instante, el médico deja escapar un suspiro de resignación. No tarda mucho en volver a escudriñar las palabras en italiano que decoran el papel. 

- Si no te gusta la comida italiana no deberías haberme dejado escoger el restaurante - comento, algo divertida por su frustración.

- No es que no me guste, es sólo que detesto el pan - murmura, con un aire ciertamente infantil-. Pero como siempre elijo yo, no me parecía mala idea dejarte a ti la decisión. Aunque si hubiese sabido que acabaríamos aquí, me habría negado.

Con la cara prácticamente escondida tras la carta lo cierto es que, por unos instantes, pienso que tengo ante mí a mi hermano, y no a un hombre hecho y derecho. ¿Cuánto tiempo llevamos ya quedando? ¿Unas dos semanas? Lo veo prácticamente a diario. Si no es en el trabajo, es fuera. Tal parece que me ha cogido cariño. O al menos le he caído bien.

- Siempre pagas tú, así que no tengo problema en ir a dónde sea. Yo como de todo - afirmo tomando uno de los menús-. ¿Te gusta la pasta?

- Sí - contesta, dejando pasar el comentario que, obviamente, le ha molestado. 

- Entonces te recomiendo los pansotti alla genovese.

- Está bien, me fiaré de tu opinión - termina por decir tras guardar silencio durante unos segundos, aunque no del todo convencido.

- Deberías, he probado toda la carta de este restaurante - aseguro apartando el libreto de piel.

- ¿Eres una amante de la comida italiana? - Pregunta imitándome.

- Se podría decir que sí - contesto restándole importancia.

- Aquí tienen las bebidas - interviene el mesero, dejando las copas sobre la mesa.

Oil (Zoro y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora