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LIAM

-¡Alejense de mi cocina, ahora!

Salté hacia atrás, arrastrando a Zayn en mis brazos cuando mamá arrojó un paño en nuestra dirección. Ella no se había tomado realmente bien el que hubiésemos quemado sus cortinas favoritas, ahora teníamos prohibido entrar a la cocina mientras preparaba la comida para la cena familiar navideña.

-Vámonos de aquí antes de que encuentre las cuchillas -susurré en el oído de Zayn.

-Espera –se zafó de mis brazos y se acercó a donde mi madre estaba. Con movimientos cautelosos, llenó sus manos con las cáscaras de verduras que mamá había estado pelando-. ¿Me puedo llevar esto?

Mamá lo miró confundida-. ¿Para qué quieres eso, cariño?

-Para mi coneja, ahora necesita más comida porque tiene que alimentar a sus bebés.

Avanzando, abracé a Zayn por la espalda con una sonrisa-. El conejo que le regalé a Zayn resultó ser una coneja, embarazada, la cual dio a luz hace unas horas a seis pequeñas bolas pelonas.

-Aristoteles, Ana Frank, Frida Kahlo, Albert Einstein, Leonardo da Vinci y Eddie -Zayn se detuvo y parpadeo-. Liam no es muy creativo con los nombres.

Me tragué una risa ante eso. Zayn había insistido en ponerles nombre a las pequeñas bolas pelonas aun cuando no sabía si eran machos o hembras, el pequeño se había encariñado con los conejos aunque no lo admitiera y tenía la impresión de que tenía que empezar a pensar en construir una conejera porque no había forma de que el chico se deshiciera de los animalitos cuando fuesen más grande.

-Vamos, pequeño nerd, llevemosle su comida a Orión y terminemos de poner las decoraciones antes de que los demás lleguen. -arrastre a Zayn fuera cuando el rostro de mi madre se pintó con diversión, sino huíamos, la mujer seguramente comenzaría a burlarse de mí y no tenía ganas de presenciar eso.

Corriendo escaleras arriba, observé a Zayn dirigirse a la jaula de Orión, la cual había colocado cerca de la ventana para que le diera un poco del sol de la tarde, antes de ir en busca de la última caja de decoraciones. Cuando Zayn se acercó a mí, saqué el muérdago y lo puse sobre su cabeza.

-Besame. –ordené.

Miró hacia arriba, al ramillete que sostenía entre mis dedos, antes de volver a mirarme-. Lei sobre esto. No creo que la creencia del muérdago sea válida para mi persona ya que si tenemos en cuenta que nunca he festejado la navidad, este tipo de tradiciones simplemente se pierden en.. mhpm.

Detuve el río de explicaciones que sabía que estaba en camino, pegando mis labios a los suyos. Mi pequeño y hermoso nerd se hacía el difícil pero un solo toque de labios lo tenía derritiéndose en mi contra al instante. Él era mi belleza, yo lo había encontrado y me lo quedaría. Lo sostuve en mis brazos por un momento más antes de soltar un suspiro, debíamos comenzar a movernos para poner todos los adornos antes de que los invitados llegarán.

Una sonrisa tonta extendió mis labios cuando Zayn soltó un sonido de protesta y se aferró a mí al instante en que rompí el beso-. Luego, pequeño –susurré, besando la comisura de sus labios-. Terminemos esto antes de que mi madre ceda a su instinto asesino y nos convirtamos en sus víctimas.

Puso mala cara pero de igual manera, hizo lo pedido, siguiendome fuera para poder decorar la sala. No teníamos que hacer muchas cosas, solo los toques finales como colocar los ramilletes de muérdago en lugares específicos para atrapar a los distraídos. Aun así, tardamos más de lo usual ya que cada vez que podía, atrapaba al chico para besarlo.

Socialmente Torpe |Ziam|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora