Capítulo 05.

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Pocas veces en mi vida me comporté como un completo idiota pero cuando Hope me acusó de ser un infiel por ver a Joy en poca ropa junto a la puerta, juro que enloquecí y dije cosas que tal vez sí siento pero que debí decir en otra ocasión y con más...

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Pocas veces en mi vida me comporté como un completo idiota pero cuando Hope me acusó de ser un infiel por ver a Joy en poca ropa junto a la puerta, juro que enloquecí y dije cosas que tal vez sí siento pero que debí decir en otra ocasión y con más calma.

El domingo me quedé con la mitad de la comida porque Joy no quiso almorzar o cenar conmigo, de hecho ni siquiera fue en busca de un vaso de agua a la cocina y eso que estuve haciéndole guardia y como ya es obvio, Ciara tampoco fue al apartamento.

A la mañana siguiente planeé disculparme con ella pero mi ego es tan grande que no me permitió hacerlo. De hecho no me iba a disculpar por lo que le dije sino por cómo lo hice, pero tampoco hice eso y solo lo dejé pasar.

Me convencí a mí mismo que esta tontería se acabaría en cuestión de horas pero luego de una semana donde Joy se la pasó evitándome, a mí y a todo el apartamento a excepción de su habitación, me di cuenta de que en verdad la había herido y feo.

La música que ella solía poner cada mañana la cual resonaba por todo el apartamento antes del trabajo se acabó y sí, tengo mi cocina impecable y mi vida ha regresado a su habitual rutina donde paso más tiempo solo que acompañado, pero eso de alguna forma me incomoda.

Me acostumbré a verla, a idiotizarme por sus estupideces y ahora... ahora no hay nada.

—¿Siquiera estás escuchando lo que te digo?—pregunta Haynes.

—No, no lo hace—responde Malcom por mí. —Solo mira a su interna con cara de quiero azotar ese culo.

Mi vista va directo hacia él. Si pudiera encintarle la boca para siempre, lo haría sin problema alguno.

—No es cierto—gruño. Pongo todo de mí para poder dejar de mirar a Joy pero es que simplemente no puedo cuando tengo al idiota de Parker a su lado, haciéndola reír como los últimos días. —Además, ¿No sabe ese idiota que no debe desconcentrarla de su trabajo?

—Desconcentrar... Wow, esa es la excusa perfecta para alejarlos ahora mismo—ignoro la burla en la voz de mis amigos y aunque trato no puedo apartar la vista de ese idiota. Le repetí a lo largo de la semana que no se acercase a ella pero al parecer lo que dije le entró por un oído y salió por el otro para mi mala suerte porque no deja de hacerla sonreír. —Si tanto te molesta ¿por qué no los alejas?

—Porque puede hacer con su vida lo que quiera—gruño. Algo en mí arde al decir eso pero es la verdad, ella puede hacer lo que quiera, mucho más después de haberme comportado como un idiota en casa. —Ya váyanse, hay trabajo.

Mis amigos se dan cuenta que no estoy para sus jodidas bromas y terminan por marcharse antes de que comience el receso para el almuerzo. Suspiro, trato de no pensar en todo lo que pasa afuera de mi oficina cuando el idiota de Parker entra en mi lugar

—¿Qué carajos quieres?—pregunto de mala gana levantando la cabeza.

—Oh, lo siento—responde sorprendido. No sabe si quedarse o marcharse y me estoy comportando otra vez como un idiota así que le hago señas a la silla que toma con una sonrisa.—Luces estresado.

Entre Joy y Nueva York (AQS #5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora