Capítulo 02.

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Sacudo la cabeza

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Sacudo la cabeza. Siento algo en mi nariz, algo suave pero me produce picazón así que me rasco, sin embargo esa mierda continúa jodiéndome. Abro los ojos sobresaltado, encontrándome con dos faros avellanas observándome fijo.

—¡¿Qué carajos haces en mi habitación?!—grito al ver a Joy demasiado cerca con una pluma en su mano. La sonrisa traviesa que recorre su rostro me provoca náuseas y ganas de darle un golpe. Observo el reloj a mi lado y son pasadas las seis de la mañana. —¿Acaso apagaste mi alarma?

Cada mañana me levanto a las cinco para poder llegar a tiempo a mi trabajo luego de hacer mi rutina de ejercicio, pero no sonó porque de haberlo hecho la habría oído. Como todas las mañanas.

—Me despertó a las cinco de la mañana—responde encogiéndose de hombros.—La apagué para que pudiéramos dormir un poco más pero...

La hago a un lado de inmediato, por lo que veo no tendré tiempo de hacer mi rutina ahora así que la programo para cuando regrese. Salgo de la cama, me coloco mis pantuflas y camino a mi vestidor para buscar el traje que me pondré hoy cuando soy consciente de que ella está todavía en mi cuarto.

—¿Qué demonios quieres?—pregunto suspirando.

—¿Siempre te levantas de tan mal humor?—pregunta con el ceño fruncido. —¿O tu rutina de belleza no funcionó anoche?

Me repito una y otra vez que necesito mantener la paciencia con ella porque de otra ,manera no sé qué demonios terminaré haciendo, así que respiro una y otra vez tratando de mantener el control.

—Bueno, al menos sé de alguien que sí ha despertado—sigo su mirada y la muy descarada está mirando mi polla erecta sin ningún tipo de problema. Me siento como una maldita virgen con sus ojos sobre mi intimidad así que la cubro con mis manos desatando una sonrisa en su rostro.

—¿Podrías salir de mi habitación?—señalo la puerta pero no se mueve ni un centímetro. —¿Qué quieres, Joy?

Se relame los labios. Hace mucho tiempo que una mujer no me mira de la forma en que ella lo está haciendo ahora mismo, ni siquiera Ciara me ha visto como... como si en verdad quisiera cogerme.

—Joy—murmuro. Me siento incómodo, vino por mi novia, no por mí y yo no... yo no soy un infiel, mucho menos arruinaría una relación de años por alguien a quien apenas conozco así que carraspeo buscando su mirada. —¿Qué quieres?

Sacude la cabeza, quizás también recordando que ésto no es más que un error.

—No sé cocinar—tartamudea. Me quedo con el ceño fruncido observándola porque para mí no tiene sentido.

—¿Y eso en qué me afecta?

—Pues que tienes que hacerme el desayuno—se encoge de hombros. —Te espero en la cocina, Ken.

Respiro profundo una vez más cuando se marcha. Realmente no es una mujer fea, incluso si me diera el lujo de mirarla con otros ojos diría que es bastante atractiva a pesar de sus pocos atributos pero... ¿qué mierda estoy pensando? Hace apenas unos segundos estaba diciendo que no es más que la mejor amiga de mi novia y ahora pienso en su cuerpo.

Entre Joy y Nueva York (AQS #5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora