Las náuseas me levantan a las cuatro de la mañana. Corro hacia el cuarto de baño y vacío mi estómago revuelto en el retrete olvidándome por completo de no despertar a Liam.
Me siento asqueada, sin fuerzas y cada arcada se lleva un poco de mi vitalidad demostrándome una y otra vez que mi cuerpo poco a poco se está dejando vencer.
—¿Joy?—me limpio la boca cuando escucho a Liam despierto. Trago grueso y regreso a la habitación donde encuentro las luces encendidas y a mi hombre medio desnudo buscándome con el rostro cargado de sueño. —¿Otra vez estás vomitando?
—No es nada, seguro me calló mal la cena—me encojo de hombros. —Regresa a dormir.
Niega con su cabeza.
—Ven a la cama, hace frío—observo por el gran ventanal de nuestra habitación y aunque afuera los copos de nieve son cada vez más, no siento frío en absoluto.
—Se me quitó el sueño, amor. Tú duerme, yo iré a la cocina a prepararme algo.
No sé si es mi sonrisa lo que lo convence pero termina cediendo y dejándose llevar por el sueño otra vez recostando la cabeza en la almohada. No tarda mucho en comenzar a roncar en voz baja así que aprovecho para apagar las luces y salir de la habitación.
Todavía tengo náuseas pero no quiero que vuelva a despertar. No tengo más opción que regresar a mi antigua habitación encerrándome en ese baño a terminar lo que había comenzado hace poco.
Cada día que pasa es un día de martirio más. Los dolores de cabeza, las náuseas, los vómitos e incluso los sangrados nasales han comenzado a ser cada vez más y en mayor cantidad hasta el punto en que llegué a pensar lo mejor es visitar a un médico cuanto antes.
Respiro profundo levantándome del suelo, sacando la cabeza del retrete. Como el cabello me da en el rostro trato de levantarlo en una coleta cuando una tos seca me toma la garganta. Toso cuanto puedo y cubro mi boca con mi mano, luego tomo un pedazo de papel y termino de piedra cuando veo que hay sangre en él.
—¿Qué demonios?—susurro asustada. Me observo al espejo, la sangre en mi mano me lleva a tener temblores espantosos mientras soy consciente de que la enfermedad avanzó hasta este punto tan atroz. En mi reflejo veo las ojeras que se han formado y no puedo creerlo, no puedo siquiera pensar en que esto esté pasando porque para mí es demasiado pronto.
Las lágrimas comienzan a formarse en cuestión de nada, no soy consciente de que termino arrodillada en el suelo hasta que siento el frío calando por mis huesos.
Sé que hace tiempo dije que lo aceptaría, que estaría de acuerdo en morir siendo joven y que no iba a intervenir de ninguna manera pero ahora con Liam todo es diferente y yo... yo necesito más tiempo a su lado.
Termino abrazándome a mí misma, reconfortándome pues sé que nadie más podría hacerlo. Nadie más conoce mi dolor ni las penurias que estoy pasando, nadie jamás comprendió mis decisiones porque no sabían los motivos que me llevaron a tomarlas y justo ahora me arrepiento porque en verdad necesito... necesito un abrazo.
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Entre Joy y Nueva York (AQS #5)
RomanceJoy Finlay es descuidada, desprolija, despistada y una pésima cocinera. Vive su vida un día a la vez, odia las agendas, la contaminación y el machismo. Jamás ha planeado algo y a la edad de veintiocho años no ha tenido ni una sola relación seria. L...