Los días pasan y convivir con Liam se vuelve rutina, así como también lo es que el yo lo espere a la salida del trabajo luego de hacer las compras para la casa o simplemente que almorcemos juntos en el trabajo.
Al principio la gente murmuró cosas. Los pasillos de la oficina se llenaron de falsos rumores sobre un supuesto triángulo amoroso entre Parker, Liam y yo pero luego fueron mermando al notar que entre el primero y yo, no sucede nada.
Parker no pierde las esperanzas de todos modos. Cada mañana me envía una rosa y una nota con una frase motivacional sacada de Internet, el detalle es hermoso pero su acoso no.
Si bien no se acerca a mí de forma directa, cada minuto que paso en la oficina siento que tengo sus ojos encima. Ha llegado al punto en que incluso lo veo fuera del baño de damas al salir o cuando estoy cerca de Liam.
No he querido decir nada al respecto pues hasta el momento, es un simple capricho por su parte y sé que Liam no actuará muy bien si esto llegase a sus oídos por lo que lo mejor que puedo hacer, es guardar silencio.
—Hola, hermosa Joy—susurran en mi oído. Me estremezco, una corriente para nada agradable se desliza por mi cuerpo erizándome los vellos de los brazos. Siento que tengo a alguien demasiado pegado detrás y lo confirmo cuando al tratar de moverme, me siento inmovilizada contra la mesa de café de la cocina.
—¿Parker?—susurro con el ceño fruncido. Me permite voltearme para confirmar que de hecho, sí es él. Al parecer no soy un simple capricho como quise creer. Pongo mi mejor cara para disimular que casi me cago del miedo. —Hola, ¿qué pasó?
Intento estar tranquila y no agobiarme con su acercamiento. He lidiado con idiotas toda mi vida, idiotas que por saber que soy libertina en algunas cosas, creen que soy una mujer fácil cuando una cosa no tiene nada que ver con la otra.
Supongo que Parker no es más que otro idiota en la lista de idiotas que he conocido a lo largo de toda mi vida.
Su sonrisa ladina demuestra que trata de ser cordial, aunque no lo logra pues sus ojos no son más que unas bolas enrojecidas.
—¿Por qué no contestas mis llamadas?—pregunta directo.—Anoche te llamé cinco veces y no respondiste. ¿Pasa algo? ¿Tienes pareja?
Su pregunta me suena más a acusación. No quiero perder los estribos por lo que le sonrío.
—Me he quedado sin batería anoche y olvidé cargar mi teléfono—digo sin perder la sonrisa.—¿Necesitabas algo que llamaste tantas veces?
Mi teléfono no se quedó sin batería, por lo que sé que está mintiendo pues no fueron cinco sino quince llamadas las que me hizo anoche mientras veía una película con Liam.
Su mano se aferra a mi cintura clavando los dedos en mi piel. Incluso a través de la tela puedo sentir la presión que ejerce sobre mí mientras trata de intimidarme.
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Entre Joy y Nueva York (AQS #5)
RomanceJoy Finlay es descuidada, desprolija, despistada y una pésima cocinera. Vive su vida un día a la vez, odia las agendas, la contaminación y el machismo. Jamás ha planeado algo y a la edad de veintiocho años no ha tenido ni una sola relación seria. L...