Capítulo 10.

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Me siento como en una nube de algodón. Cada día al lado de Liam es una completa escena romántica donde el aura sexual y la tensión entre nosotros es cada vez más fuerte.

Admitió hace unas noches atrás que yo le gusto y no dije nada, solo me quedé observándolo, esperando a que tomase el valor de besarme pero no lo hizo.

Tuve que dormir con su erección a centímetros de mi mano, una erección que me grita cada noche ¡Acaríciame de una puta vez!. Y cada noche es incluso peor pues sus manos no dejan de recorrer mi cuerpo, mi cintura e incluso mi trasero mientras duermo, al igual que él no deja de apoyar en mi trasero su duro miembro el cual ansío.

No sé qué me sucede con él últimamente, pero tengo tantas ganas de chuparle la polla cada que lo veo que ahora ni siquiera puedo mirarlo a los ojos sin imaginarme encima suyo cabalgando su verga.

¡Soy una maldita ninfómana!

Tengo que concentrarme en el trabajo, me digo. Regresé a la empresa hace tres días y hoy en la noche es la fiesta de oficina de fin de año. Para mi suerte, Parker no se ha acercado a mí. No sé qué le habrá dicho Liam pero ahora ni siquiera me mira y es lo mejor a decir verdad.

Me tardé días completos en poder olvidar lo que pasó, preguntándome a mí misma qué hice mal, en qué fallé como amiga pues jamás hablamos de ser algo más y sin embargo pasó lo que pasó.

Para mi suerte, al regresar el chisme ya había muerto, ahora quedaba la duda de por qué pelearon Parker y el jefe pero en ninguna de esas historia se menciona mi nombre.

—Dime que vendrás a la fiesta—gimotea Sarah. Sonrío al mirarla, Sarah es una bella mujer de casi treinta que se integró a esta empresa casi al mismo tiempo que Liam, desde siempre ha sido su secretaria y tiene por lo menos, dos divorcios ya. A veces no puedo seguirle el ritmo a sus historias.—Por fin conseguí niñera luego de meses y quiero divertirme contigo.

Ruedo los ojos.

—No lo sé, ni siquiera sé qué voy a usar hoy—respondo, encogiéndome de hombros. No tengo nada lindo como para una fiesta de oficina porque jamás pensé en trabajar en una, sin embargo a sabiendas de que vendré con Liam, mi preocupación va en aumento porque no quiero desentonar a su lado pues seguramente se verá espectacular. —Tendré que ir de compras.

—¡Iré contigo! Necesito ver unos zapatos, tal vez hoy pueda conquistar a Haynes, quién sabe—mueve su hombro con coquetería. La carcajada que abandona mi garganta me hace ahogar con mi café. —¿Qué tiene de malo?

—Amiga, se casa en dos semanas—le digo, tratando de que entre en razón pero sé que no lo hará pues rueda sus ojos.

—Pospusieron la boda una vez y sé que eso es una señal divina—me apunta con su dedo índice. —Tiene que ser una señal ¿cierto? Porque no creo que el sexo conmigo...

Entre Joy y Nueva York (AQS #5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora