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-Lleggue biegn. Amui a mickey. Jej-

Reí, al leer el mensaje de Jess.

Llegué bien. Amo a ¿Mickey?
A Mike.

Joder, iba a tener una resaca enorme mañana.

Apoyé el celular sobre la mesa de luz y me acosté en la cama, lista para descansar.

Sin embargo, mi teléfono vibró, y su luz se prendió.

¿Qué quería ahora Jess?

Lo tomé entre mis manos, y ví que era un mensaje de un número desconocido.

"Por si te interesa, llegué bien a mi casa. Ahora ya tienes mi número, puedes seguir con lo tuyo.
Con cariño, tu acosado".

¿Qué carajo?

Lo iba a matar. ¿Acaso no me iba a dejar nunca en paz?

Y ¿Quién le había dado mi número?
Comencé a teclear la respuesta.

"NO TE ACOSO."

Rápidamente, llegó su respuesta.

"Que descanses, EVA"

Rodeé mis ojos, y decidí no responderle más.

Me recosté nuevamente y miré el techo. 

¿Qué le pasaba a James conmigo? Primero, no me reconocía. Ahora, no dejaba de molestarme.

No lo entendía. Seguía sin admitir que fuimos amigos.

Pero ¿Por qué?

Suspiré frustrada. Todo ésto me estaba volviendo loca. Y aunque quería sacarme su rostro de mi mente, no lo lograba.

Después de dar un par de vueltas ena cama, durante una hora, al fin me pude dormir.

🌸🌸🌸🌸🌸

-Ahhhh. Dios- susurró Jess, mientras colocaba una bolsa de hielo en su cabeza.

Tenía una resaca de los mil demonios.

-Te dije que dejaras de beber-

-Shhh, no grites- murmuró irritada.

Estábamos en su habitación, con el cuarto a oscuras, ya que la luz le molestaba. Había venido a visitarla en cuanto supe que estaba despierta. No quería perderme su primera resaca.

Su teléfono comenzó a sonar.

Lo tomó de malhumor, y balbuceó un "Hola."

De pronto, se sentó en la cama, como si no tuviera nada.

-Hola Mike- su voz fue reemplazada por una más dulce.

Abrí mis ojos y esbocé una sonrisa, mientras le dedicaba una mirada acusadora.

-Me siento mejor, gracias.-

Le saqué el dedo del medio, y ella sonrió.

-Si, claro. Me encantaría. Si. Está aquí conmigo. Oh de acuerdo. Nos vemos allí-

-¿Qué dijo?- pregunté emocionada, al ver su rostro alegre.

- Quiere que vaya a almorzar con él y sus amigos. Van a juntarse en casa de Luke-

Okey. Eso sí era inesperado.

Luke... Era la persona más detestable del colegio. Era el muchacho que estaba con James, cuando lo intercepté en el pasillo. Si, el que me miraba como a una loca.

Era el peor, porque su ego llegaba a niveles inimaginables. Tenía plata, era lindo y era el capitán del equipo de fútbol.
Pero hablabas dos palabras con él, y notabas lo idiota que era.

-Wow. Eso es genial- respondí.

Me ponía un poco incómoda el hecho de que ella formara parte de ese grupo, desde ahora.
No porque no se lo mereciera, sino que, ellos eran unos estúpidos.
¿Y si ella se alejaba de mí? ¿Lograrían eso?
No. Jess no era así. Nunca haría eso.

-¿Quieres que te preste ropa?-

Miré mi atuendo. Tenía una remera blanca y un jean...

-¿Qué tiene éste de malo?-

-La verdad, nada. Pero creí que quizá querrías ponerte otra cosa-

-¿Sigues borracha?- pregunté riendo.

-Claro que no- sonrió. -Bueno, me voy a duchar y luego vamos para allá-

Mi cuerpo se tensó.

-¿Para allá?- repetí.

-Si, al almuerzo- dijo obvia.

-¿¡Qué?!-  exclamé.

-Ya me parecía que estabas muy tranquila...-

- ¡Pensé que solo tú estabas invitada! No voy a ir- respondí

-¿Por qué no? Mike me dijo que vinieras también-

-No me siento cómoda, Jess. Tú tienes a Mike, pero yo...-

-Tú me tienes a mí- me interrumpió -Por favor, acompáñame-

La miré y supe leer lo que había detrás de sus ojos.

-¿Te gusta, verdad?-

-Lamentablemente- bajó su mirada.

No podía hacerle ésto. Éramos mejores amigas. Una para la otra, siempre.

-De acuerdo, vamos-

Se puso de pie con una enorme sonrisa y me abrazó.

-Ya se te pasó la resaca- me burlé.

-Aún me siento mal, pero no voy a dejar pasar la oportunidad de mi vida-

Reí. Jess era tan exagerada.

Y rápidamente, fue corriendo a bañarse.

Joder. Sólo esperaba dos cosas:

Que la tarde pasara de prisa.

Y que James no estuviera.

Eres túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora