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Aún no sé como no me desmayé al oír sus palabras.

Por fortuna, llegamos a mi hogar.

James salió del auto, lo rodeó por delante, y me abrió la puerta.

Bajé intentando pensar en cualquier cosa, excepto en cuánto me gustaba, en éste momento.

-La pasé muy bien- murmuró mientras cerraba la puerta.

- Yo igual. Muchas gracias, James- sonreí, mirándolo a los ojos.

Me costaba mantenerle la mirada. No porque no quisiera, sino que no podía. Esos ojos hacían vibrar cada parte de mi cuerpo y no me gustaba.

James dió un paso hacia mí.

-Espero que lo repitamos algún día- murmuró.

Estiró su mano y recogió un mechón de mi pelo, colocándolo detrás de mi oreja.

Mi respiración se detuvo.

Estabamos cerca, demasiado cerca. Si daba un paso más, tendría sus labios sobre los míos.

Mi pulso se aceleró y mi estómago se llenó de estúpidas mariposas.

-Y sabes...- continuó. -La pasé tan bien, que voy a decirte la segunda pregunta que respondí en el juego-

Lo miré abriendo mis ojos.

-¿Quieres saberla?- su suave aliento golpeó en mi rostro.

Asentí en silencio, hipnotizada con su mirada.

-La pregunta era...- pausa - A quién besaría-

Ay carajo.

-A tí, Eva. Te besaría a tí-

Dí un paso hacia atrás y quité mi mirada de la suya. Si permanecía un segundo más, iba a lanzarme a sus brazos.

Y no quería hacerlo. No hasta que supiera de que iba todo ésto de sus mentiras.

-Gracias por decirmelo. Mejor ya entro- dije nerviosa.

James sonrió de un modo que pensé que iba a derretirme.

-Buenas noches, Eva-

-Buenas noches, James- susurré y me alejé a paso rápido.

Entré a mi casa, como si afuera hubiese una invasión zombie, y debía resguardarme.

Estaba agitada. No porque hubiese corrido, sino porque su cercanía me había enloquecido.

Sus labios... Estuve tan cerca de mandar todo a la borda y besarlo.

Pero no. Debía ser fuerte.

Asomé mi cabeza por la ventana que había al lado de la puerta, y ví su auto desaparecer en la oscuridad.

Dios, James. ¿Qué quieres de mí?

Me dí media vuelta, y mientras subía por las escaleras hacia mi habitación, llamé a Jess.

-¡Oh amiga! Perdona, pensé que ya estabas en tu casa- se excusó en cuanto respondió.

-No te preocupes, no llegó a escuchar. Ay Jess...- suspiré acostándome boca arriba en la cama.

-Cuentame ya- ordenó

-Fue hermoso. Demasiado hermoso-

-¡Lo sabía!-

-Pero eso está mal amiga.-

-Eva... Quizá estás confundida. Y él no es aquél amigo tuyo- murmuró dubitativa.

-Estoy muy segura. Incluso lo busqué en las redes sociales. Es él Jess. Pero no puedo entender por qué actúa así...-

Ella suspiró del otro lado de la línea.

-¿No pudiste averiguar nada?-

-No. Me llevó a mi restaurante favorito... Al Memorias-

-Oh joder. Es un lugar carísimo-

-Si... Dios. Mi cabeza es un desastre-

-Tranquila, descansa, mañana voy a tu casa. Comemos helado y lo arreglamos juntas-

-Gracias Jess. No se qué haría sin tí-

-Yo tampoco- murmuró y no pude evitar reír.

-¿Y cómo va todo con Mike?-

Ella soltó un suspiro de enamorada.

-Bien... Pero- silencio -Creo que me estoy enamorando-

-¡Eso es fantástico amiga!-

-No sé...- murmuró dudosa -Quiero decir, el otro día fuimos a comer y ya sabes que la pasamos increíble. Y sus besos, uf- rió -Pero no quiero que me lastime. Es la primera vez que tengo una relación así-

-Honestamente, no creo que te lastime, amiga. Mike es un buen chico y se nota que te quiere mucho-

-Ojalá, Eva. -suspiró.

🌸🌸🌸🌸🌸

El lunes, llegó. Y por suerte, la mañana se pasó con gran velocidad.

No había hablado con James, porque nuestras clases de los lunes no coincidían.
Pero tampoco lo habíamos hecho desde la noche de nuestra cita...
Sólo nos cruzamos en el pasillo, un instante, pero él desvió su vista.

Definitivamente, era un demente.
¿Por qué sino, no me hablaría o saludaría? ¡Había estado a punto de besarme!

O quizá, era un idiota, como todos los populares de éste colegio. Esa hipótesis comenzaba a tomar fuerza en mi cabeza.

Jess y yo estabamos saliendo por el pasillo central, dispuestas a tomar el camino a casa. Cruzamos la puerta y comenzamos a bajar las escaleras. De pronto, una figura masculina se cruzó en nuestro camino.

-Hola chicas- Mike sonrió -Justo las estaba esperando-

-¿A nosotras?- pregunté confundida. Mi amiga estaba con una sonrisa boba en la cara.

La perdimos.

-Si, ¿Quieren venir a almorzar a casa? James viene también-

Mi corazón se aceleró al escuchar eso. Miré hacia un costado, y me encontré  con el susodicho. Estaba hablando con sus compañeros de equipo, entre ellos, Luke.
Me pareció raro que no viniera aquí con Mike, si ahora iban a su casa...

¿Por qué se pronto se mantenía tan distante?
Agh. Te odio, James 

-Yo no puedo, Mike- mentí enseguida.

No tenía ni un poco de ganas de cruzarme con su estupidez.

Además, si solo éramos los cuatro, mi amiga y Mike iban a estar juntos un gran rato. Lo que significaba, más tiempo para que James perturbara mi tranquilidad.

-¿Cómo que no?- preguntó Jess.

La observé con seriedad, abriendo un poco mis ojos.

-Tengo turno en el médico- inventé.

-Ah si, es cierto- respondió, fingiendo.

-Qué lastima- murmuró Mike con sinceridad.

-Muchas gracias por la invitación, nos vemos otro día-

Me despedí de los dos con un beso,y caminé hacia la calle principal.

Pasé por al lado del equipo de fútbol, y sentí que James me miraba con gran intensidad.

Por mí, él y su bipolaridad, podían irse a la mierda.

Eres túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora