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James me retó con la mirada.

-Quiero saber- respondí.
Moría de intriga por descubrir que era eso que había respondido con tanta seguridad.

-Quiero mi beso-

Joder.

¿MI beso? ¿Mis besos ya eran suyos?

-¿No te darás por vencido?- pregunté.

-Nop- sonrió.

-De acuerdo, no quiero saberlo.-

-Te lo pierdes...- murmuró en voz baja.

-Uf. Ésto ya es aburrido- interrumpió Martha, con su irritante voz -Ya me voy a casa chicos-

-Si, yo igual- dijo Luke poniéndose de pie.

Nadie los detuvo, y lo agradecí por dentro.
En cuestión de minutos, afortunadamente, ya se habían ido.

Mike y Jess se dirigieron a la cocina, para guardar los restos de la comida.

James había ido al baño a secarse.

En el silencio del jardín, me permití cerrar los ojos y disfrutar.
Al fin, algo de paz. El almuerzo había sido muy intenso.

Y todavía moría de ganas por saber qué era lo que James había respondido.

Escuché unos pasos acercarse y abrí los ojos. Él se había sentado de nuevo en su sitio, frente a mí.
No dijo nada. Solamente se quedó serio, cruzado de brazos. Éste simple gesto hacía que sus músculos se marcaran más.

-¿No me vas a decir?- pregunté, desafiándolo. Comenzaba a divertirme con sus estúpidos juegos.

-Ya sabes cual es la prenda-

-Oh vamos James- sonreí, acercándome a la mesa -Es sólo una pregunta.-

-Es solo un beso- respondió.

Touché.

No es sólo un beso, querido amigo...

-¿Otra prenda? Las dos fueron iguales, no es justo- dije.

Pensó unos instantes, mirando hacia un costado.

-Sal conmigo el sábado-

Increíblemente, me comencé a reír.

-¿Qué es tan chistoso?- preguntó molesto.

-¿Por qué querrías salir conmigo? Según tú, no nos conocemos-

Já. Ahí tienes.

James apretó su mandíbula.

-Lo tomas o lo dejas- murmuró.

Dentro mío sabía que, si salía con él, lograría averiguar algo sobre por qué no me recuerda.

Y más dentro mío aún, sabía que, moría de ganas de pasar un rato con él. Lo había extrañado mucho y ... Bueno, estaba más guapo que nunca.

-Acepto- dije y ví su rostro sorprendido.

Se quedó unos minutos observándome, con una intensidad que hacía latir a mi corazón con fuerza.

-Genial. La primer pregunta fue: ¿Quién es la más linda?-

Mi corazón dió un salto sobre mi pecho.

¿Yo era la más linda para él?

Martha era una modelo de revista. Jess era por demás atractiva.

Pero para él, ¿Era yo?

-¿Por qué luces sorprendida?- preguntó confundido.

-No soy la misma linda...-respondí obvia.

- Para mi, sí- dijo con naturalidad.

Una parte de mí, se emocionó.

Contrólate, Eva. 

-¿Y la otra pregunta?- intenté.

-Mi beso- respondió.

Ahj. Maldito.

Sus juegos iban a volverme loca.

-No sé que quieres de mí, James. Pero te advierto que no soy ninguna estúpida- hablé con firmeza.

-Nunca pensé que lo seas- respondió serio.

James solía sonreír gran parte del tiempo, era muy simpático. Pero cuando su rostro mostraba seriedad, sabías que hablaba en serio.

Un silencio sepulcral se hizo presente. No podíamos dejar de mirarnos. Sus ojos me tenían hipnotizada. Quería ponerme de pie y exigirle que me reconociera. Que me diera uno de esos abrazos que solía darme, y me gustaban tanto.

-Hey Eva, ya podemos irnos- dijo Jess de pronto, acercándose con el anfitrión de la casa.

Salí de mi trance y me puse de pie.

-Bien, vamos- dije rápidamente. Necesitaba huir de allí. No soportaba más la tensión que había entre nosotros.

-Gracias por todo Mike- dijo mi amiga, dejando un suave beso en su mejilla. Él la miró con complicidad. 

-Nos vemos- lo saludé mientras comenzamos a caminar.

Sin embargo, la voz de James me detuvo.

-Eva, el sábado a las ocho de la noche, paso a buscarte.- dijo sonriendo triunfal.

Joder. Pensé que lo iba a olvidar.

Mi rostro se puso rojo, y me dí vuelta sin responderle.

Comenzamos a avanzar hasta que salimos de la casa.

-¿Qué fue eso, Eva? ¿El sábado?- preguntó con curiosidad Jess.

-Ay amiga. No sabes lo que pasó-  murmuré, y comencé a contarle...

Eres túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora