capítulo 16

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Sabía que tenía que salir de su "refugio" por lo que salió a desayunar intentando no pensar. Llegó a la cocina donde estaban Esme, Edward y Bella. Enseguida llegaron los demás, incluyendo Carlisle.

- Buenos días, cariño- le saludó Esme maternalmente.

- Buenos días- contestó sentándose.

El desayuno fue silencioso, notaba las miradas puestas en él. No las hizo caso, al fin y al cabo estaba acostumbrado a que le mirasen por ser el famoso Harry Potter.

Su móvil comenzó a sonar. Era Susan.

- Hola cariño- saludó con una sonrisa.

- Hola Harry, ¿dónde estás? Desapareciste...

- Estoy en Forks. ¿Qué tal todo por allí?

- Los periodistas te buscan para entrevistarse, el Ministerio te busca para hablar contigo sobre un trabajo, la profesora McGonagall te busca también para no sé qué y los magos y las brujas te buscan para darte las gracias. O bueno, y las niñas te buscan para salir contigo al igual que algunos chicos. En otras palabras: una locura.

- ¡Por Merlín! Ya lo veo, sí. Pues no me van a encontrar, por lo menos de momento.

- Lo sé amor.

- ¿Qué tal te va con tu chico?

- Bien, de eso quería hablar contigo... Me ha pedido matrimonio y bueno, le he dicho que sí- anunció emocionada.

- ¡Oh por Merlín, Morgana y los calzoncillos de Dumbledore! No me lo puedo creer. Al final ese gilipollas te lo ha pedido. ¡Enhorabuena!

- Gracias. Seamus quiere que vengas a la boda y yo también.

- Por supuesto que iré, no me lo perdería por nada. Además tengo que hablar con él.

- Está aquí, te lo paso... - se escuchó como la chica se lo daba a su prometido.

- ¡Harry!

- ¡Enhorabuena Seamus! Ahora, te lo voy a decir sólo una vez. Si mi Susan vierte una sola lágrima por tu culpa, te juro que te haré la puta vida imposible. Y sabes que lo haré- dijo una voz peligrosa que a los demás les puso la carne de gallina, incluido a los vampiros.

- No te preocupes que no le haré daño. Te lo juro.

- Bien. Me alegro de que os vayáis a casar.

- Te enviaremos la invitación pronto. Hasta luego.

- Adiós Seamus, dale un beso a Susan.

Colgó el teléfono y observó a su familia que lo miraba con una sonrisa.

- ¡Enano! ¿No vas a estrenar tu coche?

- ¿Cómo?

- Le trajeron hace dos días. Aquí tienes las llaves.

- No creo que...

- Venga Harry, es tuyo.

- Gracias- susurró.

Se dirigieron al garage donde estaba el Ferrari, se montó en el lado del conductor, Emmet le quería acompañar pero...

- Harry, ¿me llevas al trabajo?- preguntó Carlisle.

- Claro.

Carlisle fue a por su maletín y tras darle un beso a su esposa se subió al coche.

Por el camino Carlisle no pudo aguantar más.

- ¿Cómo te sientes?

- Bien.

- Harry nosotros te queremos y...

- Lo sé, no te preocupes. Sé que no es fácil aceptar que un miembro de tu familia es gay cuando tienes más de 300 años.

- Los demás...

- Lo sé, es igual para todos.

- Espero que todo vuelva a ser como antes.

- Por supuesto. Pero para decirme esto no necesitabas hacer que te llevase al trabajo.- dijo con una sonrisa.

- Lo tendré en cuenta para la próxima vez.

Ambos se rieron. Llegaron al hospital donde Carlisle trabaja. El vampiro se bajó y entró por la puerta del hospital.

Había estado pensando todo lo que había pasado y decidió que no iba a estar enfadado más con ellos. Si ellos le aceptaban por él bien, habían hecho un esfuerzo en aceptarlo teniendo en cuenta que eran bastante mayores...

Harry aprovechó para irse a Port Ángeles a comprar libros, hacia mucho que no leía algo muggle y había muchos libros nuevos que habían sacado al mercado.

Cuando terminó de comprar en una pequeña librería donde el dueño se lo quedó mirando impresionado al ver la cantidad de libros que Harry había cogido.

El azabache dio las gracias a que llevaba la tarjeta de crédito encima, después se fue a comer en un restaurante y al final se fue a ver una película al cine.

Continuar.............

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