Harto

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-¡Sueltame! ¡sucio! ¡t-t-tonto!.- aunque gritara no puedo hacerlo enojada, aunque lo esté, mi aura de tranquilidad y timidez se mantiene, patéticamente pataleaba pero, aunque me cueste admitirlo... es demasiado fuerte. Entramos a mi habitación y me lanzó con brutalidad a la cama a lo que me queje 

-Me hartaste.- una mano suya bastó para que mis manos se quedaran inmóviles

-¿Q-Qué?.-  puso su pierna en mi intimidad y yo me puse igual o más roja que...cualquier cosa que sea muy roja

-¡Sueltame pervertido!.-  escuché un gruñido de su parte

-Te probaré, pasaste diciendo que soy un pervertido sin haber tenido evidencias.- rápidamente la ropa mía desapareció dejandome en paños menores... comenzó a bajar su mano por mi abdomen mientras lamía y besaba mi cuello, claramente no pude evitar disfrutar de esos...sucios besos.

-Kakashi...sueltame.-  quito mi brasier y lamió delicadamente mis pezones y yo, en un gran esfuerzo de no caer ante sus encantos, mordía mi labio inferior para no gemir. Lentamente mi temperatura corporal subió tanto que no pude hacer nada más que dejarme llevar.

-Así, permiteme ganarme el derecho que me llames pervertido.- dicho estó sentí un dedo dentro de mí y grité por el dolor

-Reiki, relajate.-  me masturbaba con su dedo mientras yo gemía y sentía tantas cosas. Metió otro dedo y continuó asi un largo tiempo mientras con sus grandes manos frías recorría cada parte de mis pechos. Terminó y me abrazó 

-Quiero hacerte el amor.- susurró, no era una pregunta, era una afirmación. Así se quito su pantalon, y no le importo mucho que fuera mi primera vez ya que fue muy violento al penetrarme, al hacerlo el dió un pequeño grito de placer.

-Reiki...estas tan angosta, ¿e-es tu primera vez?.-  me tape con una almohada y respondí "Claramente". Esta obviamente no es la primera vez de Kakashi

Comienza a embestirme sin piedad mientras mi corazón y respiración se acelera totalmente, podría jurar que la cara de él en ese momento era un arte. Levanta mis piernas y las pone alrededor de su cuerpo entrando más, toma mis pechos y su penetración se vuelve más rápida mientras en el juego de nuestras lenguas se escucha el sonido de nuestras voces en total armonía en el placer.

-N-No aguanto más.-  concluyó su oración y se corrió dentro de mí, a su vez yo llegaba al orgasmo y el ruido de nuestras voces se mezcló. Yo caí rendida pero él se veía con tanta energía que me dió miedo.

-Aún no termino contigo.-

La chica del Clan Yuki (Kakashi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora